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¿Cómo se germinan semillas de cannabis en jiffys?

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A la hora de germinar semillas de cannabis, los jiffys ofrecen una serie de ventajas con respecto a otros métodos. Pero hablemos primero de qué son. Los jiffys son discos de turba prensada o fibra de coco también prensada. Aunque realmente Jiffy sea la marca comercial que los ha ideado, esta palabra se usa para designar a cualquier disco de sustrato prensado independientemente del fabricante.

Los jiffys “nacen” en 1967 como una pastilla de turba de 46 mm de diámetro. La aceptación por parte de los horticultores fue excelente, llegando en 1979 a una producción de 200 millones. Más tarde su tamaño se redujo a 42 mm, convirtiéndose en la pastilla “703”, nombre por la que fue conocida en toda América del Norte. Pronto algunos otros fabricantes copiaron la idea.

Y no fue hasta hace muchos años, que se comenzó a usar fibra de coco para su fabricación. En cualquier caso, la idea surge con la intención de proteger el sistema radicular de una planta. En sí, un jiffy es un sustrato de calidad, prensado envuelto en una malla de papel. En la actualidad existen jiffys de muchos tamaños, siguen siendo muy baratos y garantizan como decimos, una gran protección a las frágiles raíces de las semillas recién nacidas.

¿CÓMO SE GERMINAN SEMILLAS EN JIFFYS?

Los jiffys al contrario que los tacos de lana de roca, bastante similares en cuanto a resultados, vienen listos para su uso. La lana de roca siempre conviene lavarla muy bien para eliminar cualquier tipo de suciedad o contaminante fruto de su fabricación. Los jiffys tan sólo debemos hidratarlos en un recipiente con agua y con pH siempre regulado para inmediatamente después colocar la semilla en su interior.

Por muchos que cualquiera persona haya usado a lo largo de su vida como cannabicultor, no deja de ser fascinante ver como en cuestión de minutos, un fino disco de apenas 1cm se expande hasta alcanzar un tamaño similar al de un chupito. La malla exterior impedirá que la turba o fibra de coco se desmorone, con lo que mantendrá su forma en todo momento.

Así que prepara primero el agua, mejor si es de mineralización baja y a una temperatura entre 20 y 30º. Regula el pH con un medidor y déjalo entre 5.5 y 6.0, échala en el recipiente que vayas a usar, e introduce los jiffys en él. Avisamos que llegan a multiplicar x6 o x7 su volumen, por lo que no metas muchos jiffys en un recipiente muy pequeño. Y tampoco te quedes corto con el agua.

Una vez los jiffys se hayan hidratado, toca escurrirlos para eliminar el exceso de agua. Conviene ser delicado y comprimir cada jiffy ligeramente con las manos. No nos interesa que queden muy compactos, sino que sigan conservando su textura esponjosa. Esto facilitará el enraizado. Con algún objeto puntiagudo, haz un pequeño agujero en cada uno, de no más de 2cm de profundidad.

Introduce la semilla con el culo siempre hacia arriba. Aunque realmente ésto es indiferente, ya que la semilla siempre tiende a acomodarse, sí que acelerará un poco el proceso. Y con cuidado, tapa el agujero con el sustrato del propio jiffy. La semilla al estar enterrada, no necesitará más oscuridad, así que sitúa los jiffys en un lugar seguro, sobre una bandeja de porexpán por ejemplo. Si tienes un germinador, mejor qué mejor.

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Las semillas tardan de media unos 2-4 días en germinar. Alguna puede ser más perezosa e irse a los 6-7 días. Durante todo este tiempo, que no te pueda la impaciencia y no decidas hurgar dentro del jiffy para ver si la semilla ha germinado o no.  Lo único que podrías conseguir sería dañar la raíz en caso de que haya germinado y aún no asomen los cotiledones a la superficie.

En pocos días, las raíces comenzarán a asomar por la malla, momento en el que simplemente enterraremos el jiffy en un buen sustrato para que continúe su desarrollo. Nos evitaremos ese primer trasplante en ocasiones tan delicado cuando usamos macetitas o vasitos para el arranque de las semillas, que siempre tendrá el riesgo de desmoronarse el sustrato si no somos cuidadosos.

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