El pinzado es una alternativa a la poda tradicional para la que solo necesitamos nuestras manos. Con esta técnica se logran importantes beneficios, como que nuestra planta crezca más fuerte y vigorosa y que, al mismo tiempo, no lo haga en exceso en forma vertical. El FIM es uno de los métodos más populares de los que utilizan la técnica del pinzado.
Una de las claves para maximizar el rendimiento de las plantas, en los espacios de cultivo, es la poda. Cortando las ramas principales se consigue una mejor y más equilibrada transmisión interna de las hormonas de crecimiento a través de su estructura vegetativa. Ello permite generar un crecimiento más robusto y compacto, con el que se obtienen flores más densas y plantas de marihuana más productivas.
Además, si cultivamos en espacios interiores, la poda permite ganar espacio. Si lo hacemos al aire libre, en terrazas o en balcones, permite aumentar nuestra cosecha de marihuana. Algunas técnicas de poda necesitan herramientas especiales, como tijeras de poda, mientras que otras pueden realizarse solo con las manos, como la técnica del pinzado.
El pinzado
La técnica del pinzado consiste en eliminar los extremos de los tallos, con lo que se logra un mayor estímulo en el desarrollo de las ramas laterales. Esta técnica se utiliza tanto en jardinería como en horticultura y consiste en algo tan sencillo como cortar, por lo general con los dedos, la terminación herbácea de los brotes mediante un pinzamiento con las uñas o yemas.
De esta forma, se frena el crecimiento longitudinal, lo que favorece un mayor desarrollo y crecimiento de las ramas laterales. Además, se logra que aparezcan nuevas yemas en la rama en la que se apoya el brote pinzado.
El pinzado no puede realizarse en cualquier momento, sino cuando la planta comienza a desarrollar nuevos brotes. Cada especie requiere un tipo distinto.
Esta técnica aumenta la densidad de las ramas y reduce al mismo tiempo el tamaño de las hojas. También frena el crecimiento de los brotes demasiado fuertes y equilibra así el conjunto. Hay que tener en cuenta que generalmente la planta de la marihuana crece en vertical, de forma que puede alcanzar una altura considerable.
Advertencia
Cada variedad y cada etapa de crecimiento puede requerir un tipo concreto de pinzado. La pauta general es pinzar cuando los brotes todavía son muy tiernos, con lo que aumentará rápidamente la densidad de las ramas. Sin embargo, si el pinzado se realiza cuando ya se han desarrollado los brotes y el tallo se ha endurecido, podemos perjudicar el crecimiento: ante esta ‘agresión’, la planta lo detendrá hasta sanar lo suficiente.
La técnica FIM
FIMing es la denominación que recibe el método más popular de los que utilizan la técnica del pinzado. Consiste en eliminar una parte del tallo principal para dar un mayor vigor al conjunto de la planta. Según la leyenda, aunque nadie la ha confirmado ni desmentido, el nombre deriva del acrónimo de FIM, que significa ‘Fuck I Missed’, ya que fue inventado por accidente cuando un cultivador intentaba podar con otro método.
Para practicar el FIMing basta con arrancar con los dedos el 75 % de la punta del tallo principal, donde están las hojas más recientes. El primer pellizco debe realizarse cuando la planta tiene entre tres y cinco nudos. Esta sufrirá una situación de estrés durante un corto período de tiempo. Cuando observes que ha recuperado un buen nivel de salud, podrás seguir aplicando este método.
El tiempo de recuperación estándar es de un máximo de dos semanas. Recuerda que, si realizas esta técnica en varios tallos a la vez, frenarás su desarrollo durante más tiempo.
Con el FIM lograremos varios beneficios. El primero, que los brotes secundarios ganen fuerza y densidad. El segundo, que en dos semanas del brote pinzado surjan, al menos, cuatro nuevos. El tercero es que, aunque se daña el follaje, no se pierde, por lo que siempre existe la posibilidad de que esas hojas se recuperen y la planta siga usándolas.
Técnicas combinadas
El FIM se puede utilizar con otras técnicas que mejoren su eficacia y la producción de tus plantas. Entre ellas, destaca el entrenamiento de bajo estrés (LST) y la defoliación.
El LST consiste en atar con cuidado las ramas de las plantas para que crezcan de forma más horizontal. Primero, se ata el tallo principal para potenciar el crecimiento de las ramas laterales. Tras ello, también se atan dichas ramas. Así, se exponen más partes de la planta a la luz, con lo que se potencia el desarrollo de unas flores más pesadas en todas partes.
La defoliación es una técnica para dar forma a la planta con una poda selectiva. Con ello se pretende concentrar la atención de la planta en la parte superior o en las flores mejor ubicadas. Cuanto más expuestos a la luz queden los cogollos, mayor será su desarrollo, lo que puede redundar en un aumento de tu producción.
Si quieres obtener algunas de sus ventajas, no dudes en poner en práctica la técnica del pinzado, una alternativa perfecta a la poda tradicional, que puede adaptarse mucho mejor a las características y necesidades de tu cultivo.