Esta historia de los ganyeros citadinos me la contó un amigo, que es un fumeta al cien por ciento, en sus inicios de ganyero citadino, decidió explorar las bondades del cultivo cannabico, con unas semillas que logró extraer de uno de los tantos cogollos que se ha fumado en su vida. Fue así como en el conuco que su madre tiene en el patio de su casa se aventuró a colocar las semillas tipo descuido directo en la tierra. Su sorpresa es que pasada tres semanas, ya habían germinado tres de sus semillas, por lo que con mucha emoción le dijo a su madre que se encargaría de la limpieza y manutención del conuco. Lo cual le causó extrañeza a su mamá, pero, le confió la tarea.
Pasado 3 meses ya tenía una plantitas bien espigaditas, a las que cuidaba con sumo amor, a la madre le pareció que esta entrega era muy sospechosa, por lo que le preguntaba de manera insistente, sobre las plantitas que había sembrado. Producto de la insistencia de la madre al respecto de lo sembrado, mi amigo le dijo que había sembrado lechosa, para que en la primera carga de esta planta, pudiesen tomar un rico jugo de lechosa, una deliciosa ensalada con cítricos (limón, mandarina, naranja).
Al llegar a los 6 meses, la planta de cannabis estaba hermosa y fuerte me comenta mi amigo, se acercaba el momento de ir podando, para reservar los mejores resultados de esta siembra, ya las plantas de cannabis habían alcanzado un tamaño un poco superior a la de lechosa y por supuesto la madre de mi amigo, estaba atenta, esperando “la primera carga de lechosa”. Pero, esta no llegaba. Mi amigo por supuesto no sabía que responder, ante esta situación y decidió decirle a su madre que se había equivocado con las semillas y lo que había sembrado era yuca.
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Llegó el momento de Manicurar las plantas de cannabis, para prepararse a cosechar los cogollos y su madre aún esperaba bien sea por las lechosas o por recoger la cosecha de yuca según le había comentado su hijo… La espera se ha hecho tan larga que mi amigo ya ha cosechado tres veces cannabis y todavía su madre espera por comerse una de las lechosas de las plantas que su hijo