Cualquier consumidor de cannabis que se evalúe, puede acreditar que fumarse un porro y embarrotarse de chocolate, patatas fritas o donas es todo en uno. Lo que no se había comprobado hasta la fecha es que existe una relación causa-efecto estadísticamente significativa y está afectado la venta.
Una investigación llevada a cabo por la Universidad de Connecticut concluye que “puede haber algo de verdad en la leyenda urbana” que atribuye a los consumidores de marihuana el consumo de exorbitantes cantidades de snacks, galletas y cualquier otro producto de alto valor calórico, sea dulce o salado.
Michele Baggio, profesor de microeconomía de la citada universidad, llevó a cabo un estudio en el que encontró un vínculo entre la legalización de la marihuana y el “incremento en el consumo de ciertos alimentos altamente calóricos”.
Para ello, recopiló la información sobre la venta de dulces, patatas fritas y helados de las tiendas de más de 2.000 condados de Estados Unidos durante un período de diez años. Su análisis demostró que la legalización de la marihuana recreacional en estados como Colorado, Oregón y Washington había provocado un aumento del 3,1% en las ventas de helados, del 4,1% en las galletas y de hasta el 5,3% en las patatas fritas desde el instante en que se legalizó la venta del cannabis.
“Puede que parezcan unas cifras discretas -apunta Baggio en una entrevista -, pero son estadística y económicamente significativas”.
El profesor de la Universidad de Connecticut asegura que no está ni a favor ni en contra de la legalización: “Tan solo estoy interesado en las consecuencias imprevistas que provoca la legalización de la sustancia”.
Por si faltaban argumentos para legalizar la hierba, ahí van un puñado prometedoras noticias para Nutella, Matutano, Häagen-Dazs y otras compañías de golosinas y chúcheres del mercado.