Los adolescentes estadounidenses beben menos licor, fuman menos cigarrillo tradicional y usan menos opioides o medicinas de prescripción que en el pasado, pero vapean cada vez más, una tendencia que amenaza con revertir los logros alcanzados durante décadas en materia de prevención de consumo de drogas. Así lo demuestran los resultados de una encuesta nacional que mide el uso de drogas legales e ilegales en estudiantes de octavo, décimo y doceavo grado.
“Todos los esfuerzos por reducir la curva de consumo fueron destruidos por esta epidemia del vapeo que ha tenido una subida dramática nunca vista. Estamos muy preocupados”, dice a Univision Noticias Raúl Baler, vocero de los Institutos Nacionales de Salud (NIH por su sigla en inglés), quienes administran la encuesta Monitoring the Future, junto a la Universidad de Michigan en Ann Arbor.
42,531 estudiantes de 396 escuelas públicas y privadas respondieron a preguntas sobre su uso y actitud ante distintos tipos de drogas.
El porcentaje de estudiantes de doceavo grado que habían vapeado marihuana en el último mes prácticamente se duplicó con respecto al año anterior pasando de 7.5% a 14%, el segundo mayor incremento registrado en un año visto en la historia de la encuesta que se realiza desde 1975.
El primero ocurrió en 2017-2018 también con el vapeo, pero de nicotina que este año volvió a aumentar. 1 de cada 4 estudiantes de doceavo grado y 1 de cada 5 de los de décimo dicen haber vapeado nicotina en el último mes.
Las cifras son más bajas para los jóvenes hispanos: 14% dice haber vapeado nicotina en los últimos treinta días en contraste con el 32% de los blancos no hispanos, una tendencia que -según Baler- es similar a la que ocurre con el cigarrillo tradicional.
Pero en el caso del vapeo de marihuana, las estadísticas son bastante uniformes para todos los grupos raciales.
Aproximadamente un 20% de los alumnos de doceavo y décimo grado dicen haber vapeado marihuana en el último año. Y el vapeo diario de marihuana -algo que se preguntó por primera vez este año- ronda el 3%.
La marihuana puede deteriorar el desarrollo cerebral en los adolescentes y perjudicar la atención, aprendizaje y memoria, según los Centros para el Control y Prevención de Enfermedades.
¿Ha contribuido la falta de conciencia sobre los peligros del vaping a este preocupante incremento? Probablemente. “Hay una percepción de riesgo muy baja del vapeo”, dice Baler y explica cuando la percepción de la peligrosidad de una droga sube, su uso desciende, lo que ya se había logrado con el cigarrillo, el licor y muchas drogas ilegales.
“El consumo de nicotina había bajado estrepitosamente desde los noventa. Tenemos ahora los niveles más bajos de consumo de cigarrillo tradicional, pero lo estamos compensando con el vapeo de nicotina”, dice Baler. En efecto, el uso diario del cigarrillo es menor que el vapeo diario de nicotina: un 2% versus casi 12%.
Al principio, los dispositivos de vapear se comercializaron como una forma menos perjudicial de inhalar nicotina, pero ahora se sabe que pueden ocasionar graves daños a la salud como la enfermedad pulmonar asociada al vaping que ya afecta a más de 2,291 personas en EEUU, muchos de ellos jóvenes.
Si bien la edad legal para comprar cigarrillos electrónicos es de 18 años en la mayoría de los estados, estos dispositivos (que ahora vienen en formas de USB, relojes y bolígrafos) están disponibles en línea sin mayores trabas y ahora contienen combinaciones de saborizantes y compuestos químicos, incluido el THC, el ingrediente psicoactivo de la marihuana, y otros extractos del cannabis.
¿Por qué vapean los adolescentes? Según la encuesta, muchos lo hacen por razones sociales o para experimentar el sabor, aunque la cantidad que lo hace por estar “enganchados” se ha duplicado en el último año (de un casi 4% a un 8%).
“Los adolescentes claramente se sienten atraídos a los productos de vapear que con frecuencia son cantidades concentradas de drogas disfrazadas como gadgets electrónicos. Su creciente popularidad amenaza con deshacer años de progreso en proteger la salud de los jóvenes en el país”, dijo Nora Volkow, directora del Instituto Nacional de Abuso de Drogas (NIDA por sus siglas en inglés).
La buena noticia: consumo de otras drogas sigue disminuyendo
Medicinas de Prescripción
El uso de opioides se ha reducido notablemente. El consumo de oxycontin (oxicodona) en alumnos de doceavo grado alcanzó 1.7%, su punto de uso más bajo desde que éste comenzó a medirse en el año 2000, algo similar con lo que ocurre con el Vicodin que también alcanzó un mínimo histórico.
Cigarros de tabaco
El uso del cigarrillo tradicional sigue reduciéndose. En los alumnos de doceavo grado, por ejemplo, su uso pasó 13.6% hace cinco años a 5.7%. La cantidad de jóvenes que fuma a diario se ubica en menos del 3%, cuando en 1997 rondaba el 25%.
Alcohol
La cantidad de adolescentes que admiten haber tomado alcohol en el último año ha venido reduciéndose de forma significativa en los últimos cinco años para ubicarse en casi 40% (décimo grado) y 52% (doceavo grado).
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El “binge drinking” (beber 5 o más tragos seguidos en las últimas dos semanas) también se ha reducido de un 19% en 2014 a un 14% para alumnos de doceavo grado.
Drogas ilícitas (distintas a la marihuana)
El uso de otras drogas ilícitas distintas a la marihuana permanece relativamente bajo entre los adolescentes, ubicándose en 3.6%, 3.3% de cannabinoides sintéticos, 2.2 para cocaína y éxtasis y 0.4% en heroína.
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