Los científicos que buscan formas de reducir la amenaza de COVID-19 pueden estar recibiendo ayuda de la industria del cannabis.
El nuevo coronavirus, que ha mantenido a gran parte del mundo en sus sofás durante los últimos meses, no tiene cura ni vacuna. Pero los investigadores en Alberta, Canadá, han descubierto que la planta favorita de la nación podría tener un secreto para ayudar a frenar la propagación del virus.
El estudio fue publicado en Preprints, una plataforma en línea dedicada a realizar investigaciones, y aunque no ha sido revisado por pares, los hallazgos preliminares son intrigantes por decir lo menos.
Los investigadores de la Universidad de Lethbridge analizaron más de 400 cepas dominantes de THC y CBD aprobadas por Health Canada, y descubrieron que 13 de ellas, particularmente las sativas con alto contenido de CBD, pueden regular negativamente el receptor de proteína ACE2, que es el objetivo del coronavirus en la boca, pulmones, tracto gastrointestinal y otras partes del cuerpo.
“Dada la grave situación epidemiológica actual y en rápida evolución, se deben considerar todas las oportunidades y vías terapéuticas posibles”.
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En otras palabras, debido a que algunas cepas de marihuana interactúan con los mismos receptores que COVID-19, consumirlas puede reducir sus posibilidades de contraer el virus. Y tampoco de una manera insignificante: el estudio sugiere que algunas cepas pudieron reducir la actividad del receptor del virus hasta en un 73 por ciento.
Pero antes de celebrar, tenga en cuenta que el estudio aún no se ha revisado por pares, un paso crítico en el proceso de validación, y que los científicos ni siquiera han probado el proceso en humanos.
La investigación existente se realizó en modelos 3D artificiales que imitan partes del cuerpo afectadas por COVID-19, como las vías respiratorias y los tejidos intestinales. En este punto, no hay forma de saber con certeza si estas cepas de cannabis que funcionaron en los modelos 3D en un laboratorio actuarían de la misma manera en personas reales.
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Los investigadores señalan que estas ciertas cepas, especialmente cuando se toman como un producto oral más fácil de consumir y más rentable, como un aceite o un aerosol bucal, podrían usarse como parte de un plan de prevención para ayudar a limitar la propagación de la infección. Entonces, no es una vacuna, pero podría ayudar.
