¡Tatuarse y consumir cannabis!, dos actividades que en las últimas décadas han ido perdiendo discriminación y ganando partidarios, sobre todo los jóvenes que hoy por hoy, se atreven a realizarse uno de estas artes.
Hace 30 años, fumar hierba y estar tatuado, socialmente podía significar que pertenecías a alguna pandilla o que incluso habías estado en prisión. En muchas empresas estaba prohibido contratar personal con tatuajes y aplicaban antidoping a los aspirantes.
Aunque en algunos lugares o determinados grupos la percepción podría no haber cambiado, ahora puedes trabajar en la industria del cannabis y la preocupación de muchas madres respetables y tatuadas es cómo decirles a sus niños que consumen marihuana.
En cuanto al consumo de cannabis, drogarse ya no es el único propósito: el CBD ofrece beneficios terapéuticos sin propiedades psicoactivas y con frecuencia se le atribuyen nuevas bondades. Entre ellas, que ejerce un efecto antiinflamatorio en la fase temprana del proceso de curación en heridas producidas por tatuarse la piel.
El cuidado de la piel con infusión de CBD no está surgiendo de la nada, pues al igual que muchos de los otros productos para el cuidado de la piel, ampliamente comercializados, generalmente existe un motivador científico de tendencia. En el caso del CDB, como paliativo para las heridas por tatuajes, un estudio aplicado a ratas de laboratorio reveló que las respuestas antiinflamatorias en la piel de ratas de laboratorio fueron muy satisfactorias, lo cual ayudaría a las personas a combatir cualquier preocupación relacionada con el cuidado de la piel mediante el uso del cannabinoide.
Por supuesto, el CBD cada día se estudia más a fondo. Si a esto sumamos la aprobación de la Ley Agrícola 2018, que legaliza el cultivo y comercialización del cáñamo, podemos deducir que las personas están mucho más dispuestas a experimentar e informar evidencias anecdóticas que podrían conducir a más investigaciones de laboratorio.