En 2017, la administración del entonces presidente y Premio Nobel de la Paz Juan Manuel Santos forjó un marco legal y regulatorio que creó un entorno estable, transparente y accesible para el cultivo legal de marihuana. Algo que ahora está siendo visto con muy buenos ojos por muchos participantes de la industria del cannabis a nivel mundial, incluidos los bancos de venta de semillas de marihuana.
En realidad, Colombia comenzó a trazar un camino hacia la legalización hace casi 30 años, cuando se aprobó la Ley 30, la reforma de la Ley de Drogas que permitió la producción médica de cannabis. Sin embargo, no fue hasta 2017 cuando se estableció un conjunto de regulaciones por las que el cannabis medicinal se legalizó oficialmente.
Hoy en día, las formas de cannabis psicoactivas y no psicoactivas son legales, siempre que se cultiven con fines médicos y científicos. El uso recreativo de adultos sigue siendo ilegal, pero el Tribunal Supremo despenaliza la posesión de hasta 20 gramos y el cultivo de hasta 20 plantas de marihuana.
La prolongada caída del petróleo ha impactado fuertemente en la economía de Colombia, lo que está obligando a Bogotá a encontrar impulsores de crecimiento económico alternativos, algo que se ilustra con su estrategia para hacer de Colombia un productor líder de marihuana medicinal.
En Colombia no hay necesidad de invernaderos climatizados, porque el cultivo al aire libre es posible gracias a la amplia gama de zonas climáticas con luz solar durante períodos de 12 horas, lluvias estables y un clima templado. Esta circunstancia, junto con una mano de obra barata, y también con una larga historia multigeneracional de cultivo de marihuana y hoja de coca (la experiencia ilegal sigue siendo experiencia), ha mejorado aún más la ventaja competitiva de Colombia.
EL CANNABIS COMO MOTOR DE CAMBIO SOCIOECONÓMICO
El cultivo legal del cannabis podría tener un importante papel socioeconómico en Colombia. Por ejemplo, proporciona un cultivo comercial viable y atractivo para los agricultores, que se puede utilizar para reemplazar las plantaciones ilegales de coca.
Si bien se puede catalogar como fracaso la sustitución de los cultivos de hoja de coca (en parte atribuible a la incapacidad de Colombia, para implementar un programa que formó parte del acuerdo de paz con las guerrillas de las FARC), son los bajos ingresos generados por los cultivos sustitutos legales (como frutas y verduras), los que actúan como un elemento disuasorio para los agricultores. Algo que no ocurre con el cannabis, que está experimentando un boom económico en todo el mundo.
Además, con la luz verde de la JIFE (la Junta Internacional de Control de Narcóticos) para cultivar y exportar el 44 % de la cuota de producción total de cannabis legal del mundo (40,5 toneladas), Colombia tiene a los inversores muy interesados por la oportunidad de entrar en un mercado donde ahora, además, el cannabis medicinal es legal.
Así, grandes empresas norteamericanas que cotizan en bolsa, como Khiron Life Sciences, Aphria, Wayland Group, Chemesis International, Cronos Group, Canopy Growth y Aurora Cannabis ya han realizado inversiones multimillonarias en el país.
Si bien la inversión de Canopy en Spectrum es importante, son los operadores locales los que ofrecen a los inversores el mayor potencial.
El principal productor de marihuana de Canadá, Canopy Growth, ya ha identificado las considerables ventajas asociadas de operar en el país, con un acuerdo de 61 millones de dólares para adquirir Spectrum Cannabis Colombia, que se materializó a mediados de 2018. Spectrum tiene licencia de las autoridades colombianas para cultivar 126 hectáreas en el departamento colombiano de Huila, con acceso a un suministro de agua natural.
Una compañía que se destaca es PharmaCielo, que fue uno de los primeros productores con licencia de Colombia. Su sede y sus principales instalaciones de cultivo se encuentran en los alrededores de Río Negro, una ciudad al norte de Medellín, una propiedad de 27 hectáreas con 12 hectáreas de invernaderos al aire libre, que pueden producir 12 millones de esquejes por semana, para abastecer las 600 hectáreas de cultivo que tiene planificadas por contrato.
También el mes pasado, la empresa colombiana Ecomedics SAS (que opera como Clever Leaves) se convirtió en la primera en enviar legalmente cannabis a Canadá, en lo que se convirtió en la primera exportación en recibir autorización de Health Canada y del Fondo Nacional de Narcóticos de Colombia.
¿EL BANCO DE SEMILLAS DEL MUNDO?
A medida que la legalización del cannabis se extiende a nivel mundial, también es crucial que las compañías genéticas dejen de operar en el área gris del negocio, ya que muchos mercados legales todavía se limitan a obtener semillas de Canadá, Israel, España o Holanda.
Después de seleccionar y cruzar genéticas de todo el mundo, muchos de estos bancos de semillas se están fusionando con las compañías legales de cannabis más grandes, que buscan atraer el conocimiento de sus ‘breeders’. Por ejemplo, solo Canopy Growth Corporation ha adquirido Green House Seeds, DNA Genetics y ahora la gema internacional de Canadá, House of the Great Gardner.
Colombia tiene 126 empresas con licencia para la producción de cannabis. Solo 16 compañías fueron seleccionadas para producir semillas.
Legalizar la genética de marihuana ahora es posible en países como Canadá, Jamaica y Colombia. Sin embargo, a diferencia de Canadá y Jamaica, Colombia es el único país del mundo que proporciona certificados fitosanitarios para semillas de cannabis. Esta certificación actúa como el pasaporte para la exportación de semillas.
Te puede interesar: Cómo el 420 se convirtió en un símbolo de la marihuana
Así que una vez que cumplan con los requisitos, las compañías de cannabis pueden producir en masa y comercializar sus semillas en el mercado local, para solicitar la certificación fitosanitaria como el documento legal aceptado para las negociaciones comerciales entre países.
Las compañías de semillas del mundo están observando para aprovechar la oportunidad de registrar sus bancos en este nuevo mercado legal, que supone la puerta al mercado mundial. El cultivo legal de la marihuana también podría convertirse en una herramienta poderosa en la guerra contra las drogas, al ser un sustituto legal viable de los cultivos de coca, que alcanzó niveles récord de producción en 2017.
Esto, junto con la necesidad de Colombia de recaudar fuentes adicionales de ingresos fiscales y la inversión extranjera, crea un poderoso incentivo para que el gobierno promueva la producción legal de cannabis, con vistas a convertir a Colombia en la Arabia Saudita de la marihuana legal.
Te recomendamos: Reino Unido | presenta primera bebida con CBD para deportistas