En una ocasión durante una conversación con algunos amigos músicos del reggae, les preguntaba cómo llegamos al uso, consumo y por supuesto defensa del cannabis, para su legalización y despenalización total. La respuesta fue prácticamente al unísono la conexión con la música fue a través del cannabis y viceversa. Es decir, llegaron articuladamente a la música y al cannabis.
No obstante, señalan la importancia de la disciplina para el ensayo, para el conocimiento, para el estudio y profundización de sus creaciones musicales. Las cuales si bien, están bañadas por la percepción musical en perspectivas distintas generadas a través del cannabis, son también producto del estudio y compromiso que se asume con el reggae cómo género musical.
Además, me comentaron que el cannabis ha funcionado para reforzar la amistad y hermandad que han desarrollado a lo largo de la vida personal y musical en la que llevan más 20 años, también a través del cannabis han aprendido a compartir mejor las vivencias individuales y colectivas, igualmente aseguran que al llegar al cannabis y a la música, logran despertar sus procesos creativos con intensidad.
Asimismo, cuentan que en esa llegada al cannabis y a la música, estuvieron también involucrados con el movimiento Rastafari, profesaron esta fe durante 10 o 15 años, como banda de reggae inclusive. Señalan que fundamentalmente profesaban, esta filosofía de vida porque representa entre otras cosas al anticolonialismo y contrario al sistema mundo dominante. Por ello el reggae, se convierte entonces en una música contestaría, que incluso desde sus inicios en Jamaica coadyuvo a fortalecer la lucha de la población de este país por obtener su libertad frente al apartheid.
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Sin embargo, a manera de crítica explican que se ha mercantilizado, al movimiento Rastafari y al reggae, por lo que quizás se ha ido sustituyendo de manera generalizada en algunos casos los elementos de carácter más filosófico, político, contra-cultural, por elementos más someros o superficiales. Quedando por ejemplo el lema Paz y Amor como una marca registrada que etiqueta a los hippies y a los rastafaris. Ello entonces los convierte en un producto comprable y de moda.
Por ello, es necesario fortalecer nuestra lucha desde la comunidad cannabica y del reggae dicen estos amigos, quienes con sus letras y ritmos dibujan un panorama de resistencia y lucha contra el sistema mundo dominante, abogan por la legalización y despenalización total de la planta, por supuesto mientras esto se va consolidando; es menester que la educación como categoría que se refleja en los pueblos valore de manera real, la necesidad de informar y formar sobre el cannabis junto a sus propiedades beneficiosas.