Lavar las raíces de cannabis es un proceso extremadamente importante para el cultivo, y lo recomendable es hacerlo antes de cosechar tus plantas. Al hacer esto, obtienes grandes ventajas cuando se trata de fumar el producto final.
Asimismo, también puedes hacer un lavado de raíces a medio crecimiento de tus plantas para eliminar el exceso de sales y la fertilización excesiva.
Las plantas obtienen su alimento de sales en fertilizantes, los cuales pueden ser químicos u orgánicos. Cuando mezclamos los fertilizantes con el agua, las plantas los absorben a través de las raíces para luego esparcirlos por la planta. Por lo general, cuando riegas tus plantas de cannabis, el agua y el fertilizante se extienden por todo el suelo y, en algunos casos, el agua puede ser absorbida pero los nutrientes se quedan en el suelo.
Es por eso que siempre es recomendable regar con fertilizantes por intervalos para que las plantas puedan absorber correctamente los nutrientes que quedan en el suelo y que no se acumulen.
Las raíces son capaces de absorber líquidos con hasta una cierta cantidad de nutrientes. Piensa en ello como mezclar un poco de chocolate con una cantidad ridícula de leche e intentar drenar la mezcla a través de un filtro de papel; cuanto más polvo contenga la leche, menos leche podrás filtrar a través del papel y, con el tiempo, esto simplemente no sucederá.
Si usas demasiados fertilizantes en el agua de riego, tus plantas no podrán absorber nada, ni siquiera el agua. Si esto sucede, las raíces y tierra terminan con una carga de sales de respaldo y eventualmente morirán de sed si este problema no se resuelve.