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Cuídate de los típicos errores y cosecha una marihuana de calidad

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Si has cultivado algo de cannabis en tu vida, seguramente hayas conseguido sacar la planta adelante, pero no con los resultados que más te hubieran gustado. Existen una serie de errores a la hora de cultivar, tan comunes en los novatos como en los más veteranos, que pueden provocar efectos negativos como la falta de potencia en el consumo. Son pequeños detalles que si los remediamos a tiempo podremos conseguir una marihuana con las propiedades intactas y los efectos deseados.

Cuídate de los errores comunes y cosecha una marihuana de calidad
Cuídate de los errores comunes y cosecha una marihuana de calidad

El primer paso para cultivar con éxito es saber y conocer qué tipo de marihuana queremos plantar. Es importante empezar con una buena genética o, por lo menos, con la deseada: el mercado de semillas y tipos de cannabis es bastante amplio. Por lo que una vez tengas claro qué tipo de efectos y potencia estás buscando solo queda ponerse manos a la obra.

Una vez hayamos plantado nuestras semillas puede parecer que las labores de jardinería y agricultura son pan comido, pero en realidad es muy común cometer excesos y pequeños errores que luego van a restarle calidad a la planta.

Aquí va una lista con los errores más comunes en el cuidado del cannabis y cómo darle solución para que salga una buena cosecha, y sobre todo, con la potencia deseada.

Exceso en el riego

Una de las preocupaciones más usuales es querer saber si tus plantas están recibiendo todo el agua que necesitan, lo que lleva muchas veces a pasarte de la raya y dañar la planta o incluso ahogarla. Un exceso de agua podría hacer que las raíces se saturen y mueran. Y una raíz podrida es casi imposible de quitar y habría que empezar el proceso de nuevo.

Para evitar este revés, hay que asegurarse de que al menos una pulgada de tierra desde la superficie está seca o levantar la maceta entera para comprobar su peso y saber si hay demasiada agua. Si no estás seguro de que la tierra esté demasiado empapada, espera a que la planta se marchite un poco para confirmar que está lista para recibir agua de nuevo.

Lo ideal es medir la cantidad de agua que las plantas reciben y establecer un horario. A medida que se hacen más grandes se puede aumentar el riego, pero siempre con precaución.

Sobrealimentadas

Otro de los errores clásicos del jardinero novato es la sobrealimentación. Mientras observas cómo la planta va creciendo día a día, te preocupa si los cogollos se estarán desarrollando de forma rápida y correcta. Pensamos que el alimento será la clave para que el organismo crezca, pero comer en exceso no le hace ningún bien.

A más comida mayor crecimiento” es una consigna bastante habitual y desacertada. De hecho, pasarse de la raya con los nutrientes suele acabar con el efecto contrario al deseado: la muerte de la planta.

Existen dos tipos de nutrientes: los orgánicos y los inorgánicos. Los primeros provienen del abono, el estiércol y otros minerales que se encuentran en el suelo. Estos se liberan lentamente cuando se aplican en la base de la planta, por lo que es más difícil que acabe habiendo una sobrealimentación. Esto significa que los nutrientes orgánicos son la apuesta más segura para evitar excesos.

Sin embargo, los productos orgánicos pueden tardar más en dar efecto, por lo que es muy habitual que se utilicen también nutrientes inorgánicos, especialmente si se está utilizando un cultivo hidropónico. Estos productos son muy potentes y de fácil absorción, por lo que requieren de mediciones precisas a la hora de suministrarlos.

pH del agua erróneo

Si el agua que estás utilizando para tu cultivo tiene una acidez excesiva o limitada, esta puede mermar la calidad final del cogollo de cannabis. Los niveles de pH deben estar entre 6 y 7 puntos, ya que este es el encargado de absorber toda la gama de nutrientes que se le administra a la planta.

No es usual que los cultivadores de marihuana midan el nivel del pH del agua de su casa o del lugar donde han puesto la plantación, pero unos niveles fuera de ese rango de acidez podrían impedir que la planta absorba los nutrientes que necesita.

Comprobar de manera rutinaria el nivel de pH de la fuente de agua es una tarea importante para tener un cultivo eficiente. Si no se encuentran entre los índices saludables, es necesario comprar unos filtros que mantengan el agua en los parámetros de pH especificados o añadir aditivos al agua para aumentar o disminuir dicha acidez.

Mal control climático

Conocer la temperatura y la humedad del lugar donde vas a cultivar es crucial para el desarrollo de un cannabis potente, tanto si plantas en interior como en exterior o en un invernadero. Si tu jardín es demasiado frío las plantas no crecerán tanto y si es demasiado caliente se desarrollarán con estrés.

El frío extremo termina con la planta, pero también es verdad que es más usual que toleren peor el calor, ya que las hojas se curvan para esconderse de la luz y las plantas terminan por crecer débiles. De hecho un estrés térmico continuado hará que la planta produzca unos cogollos muy poco saludables, si es que no muere. La temperatura media ideal es en torno a los 24 ºC.

Hay que asegurarse también de mantener un nivel bajo de humedad en el lugar de cultivo. La humedad puede provocar la aparición de moho y este termina por descomponer todo lo que tiene su alrededor. Aunque es bueno que las plantas comiencen con un nivel considerable de humedad (60 %), esta debe ir reduciéndose hasta un 40% según la planta madure.

La prisa

Los cogollos de cannabis no son tan potentes si se recolectan demasiado pronto, ya que necesitan estar bien maduros antes de la cosecha. No solo eso, sino que los cogollos cortados antes de tiempo suelen dar dolores de cabeza o ‘malos viajes’.

Es un error de lo más común en los cultivadores novatos que se dejan llevar por la impaciencia o por creer que el cogollo ya ha alcanzado su máximo esplendor. Para saber eso debemos esperar a que por lo menos la mitad de la pelusa que tienen los cogollos haya pasado de ser blanca a ser oscura. Cuanta más proporción de pelos de color marrón oscuro haya, más nivel de THC habrá alcanzado la planta.

Los efectos no deseados pueden venir también de un mal secado que, como con el resto de equivocaciones, tiene que ver con las prisas y la impaciencia. Los brotes deben secarse lentamente al menos durante 2-3 días (llegando a los 7-10 días incluso).

Para cerrar el proceso de forma idónea, los cogollos secos se deben poner en frascos herméticos durante dos semanas, abriendo la tapa una vez al día.

Teniendo en cuenta todos los errores de esta guía como pautas generales, seguro que estás más cerca de sacarle el mayor provecho a tu cultivo y así conseguir la marihuana perfecta.

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