Dinamarca figura desde el 2018 en la cada vez más extensa lista de países que han optado por despenalizar la marihuana para fines terapéuticos. De momento, se trata de un programa experimental, un proyecto piloto de cuatro años que acabará a finales del 2021, cuando se deberá tomar una decisión definitiva. La iniciativa ha atraído el interés de las grandes corporaciones que lideran esta industria con un alto potencial de crecimiento.
La despenalización total en Canadá de la marihuana para usos terapéuticos y recreativos ha dado ventaja a las empresas canadienses. Aurora Cannabis y Canopy Growth Corporation lideran del sector, y ambas apuestan por Dinamarca, que podría convertirse en el principal productor legal de Europa. El programa experimental danés arrancó en enero del 2018. Desde entonces, los médicos pueden recetar productos derivados del cannabis, como aceites y aerosoles, a pacientes de esclerosis y cáncer. La droga llega desde Canadá o los Países Bajos.
Spectrum Therapeutics Denmark filial danesa de la canadiense Canopy Growth es la primera compañía con licencia para cultivar cannabis en Dinamarca y prevé lanzar sus productos este otoño.
Empresas canadienses y el principal productor danés de tomates lideran una industria con gran potencial
Morten Snede, consejero delegado de Spectrum, explica a La Vanguardia que la compañía, con sede en Odense, dispone de 24.000 metros cuadrados de invernaderos, y que ya están a pleno rendimiento. El plan de negocio pasa por producir alrededor de una tonelada de cannabis al mes. Spectrum tiene delegaciones en varios países europeos, no sólo en los que el cannabis terapéutico está despenalizado, sino también en los que la legislación aún no ha avanzado en este sentido, como es el caso de España.
Snede explica que Dinamarca es ideal para producir y exportar porque en otros países, aunque se permite producir se limita mucho la venta fuera. “Por esto han venido tantas empresas canadienses”, argumenta.
También tiene un papel importante la poca burocracia y el precio de la energía, “uno de los más bajos de Europa”, recuerda Rikke Jakobsen, directora de Cannabis Denmark, el lobby que lideró la batalla para la legalización de la marihuana con fines terapéuticos”.
En el cultivo de la marihuana en Dinamarca ha entrado también Alfred Pedersen & Son, líder de la producción de tomates, con sede asimismo en Odense. Se ha asociado con Aurora Cannabis, principal competidora de Spectrum. Cuando tengan la licencia, prevén producir diez toneladas al mes, 120 al año.
Las asociaciones de pacientes confían en que la producción local contribuirá a reducir los precios, ahora tan elevados que representan un obstáculo para muchos enfermos, que siguen optando por la vía ilegal para abastecerse de cannabis, ya sea comprándolo en el mercado negro o cultivándolo ellos mismos.
El Gobierno subvenciona parte del tratamiento con marihuana. El tope es el 50% del coste, hasta un máximo de 10.000 coronas anuales, unos 1.300 euros. En muchos casos, sin embargo, la factura supera de largo esta cifra.
Aun así, el principal obstáculo no es el precio sino la resistencia de los médicos. La Asociación Médica lidera la oposición a la legalización del cannabis con fines terapéuticos. Aduce la falta de estudios científicos sobre los efectos secundarios a largo plazo.En todo caso, el número de pacientes que reciben una receta para productos derivados del cannabis se ha triplicado desde el inicio del programa en enero del 2018. Según los últimos datos disponibles, del pasado mes de marzo, son casi 3.000 y han obtenido unas 9.500 recetas.
Pero, obviamente, no son estos 3.000 pacientes los que justifican las millonarias inversiones en Dinamarca. La exportación será la principal baza comercial de estos gigantes canadienses. Esperan que Europa sea una enorme fuente de ingresos en un futuro no muy lejano.
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