El presidente de Panamá, Laurentino Cortizo, firmó un proyecto de ley el miércoles que permitirá la importación, exportación, cultivo, producción y venta de cannabis medicinal, una medida aplaudida por la ayuda que brinda a los pacientes y criticada por algunos como demasiado modesta.
La medida agrega a Panamá a la creciente lista de países latinoamericanos que han legalizado el cannabis con fines médicos, incluidos Argentina, Uruguay, Colombia y México.
Según la ley, el Ministerio de Salud del país será responsable de emitir licencias para fabricar y vender medicamentos de cannabis, que estarán sujetos a estrictos controles. Mientras tanto, la ley establecerá un registro de pacientes autorizados de cannabis, que incluirá información como la dosis requerida de cada paciente y los médicos autorizados para recetar productos.
El diputado independiente Raúl Fernández dijo a Cannabis Wire que apoyaba el proyecto de ley porque “mejorará la calidad de vida de cientos de personas en el país”, dijo. “El reglamento se emitió para que quienes realmente se beneficien sean las personas que necesiten tratamiento médico con productos de cannabis”.
Si bien muchos defensores del cannabis han aplaudido el esfuerzo de la Asamblea por legalizar el cannabis medicinal, algunos de ellos se han opuesto a determinadas disposiciones.
La ley establece, por ejemplo, que cinco años después de su promulgación se podrán autorizar un total de siete licencias de fabricación “para supervisar y monitorear el desarrollo del mercado interno”.
Carlos Ossa, activista del cannabis medicinal y paciente con esclerosis múltiple, dice que no entiende por qué el proyecto de ley establece un límite de siete licencias.
Sin embargo, según el diputado Fernández, el límite al número de licencias emitidas no será un problema porque “el propio mercado decidirá gradualmente si es necesario otorgar más licencias”. El número siete no fue un capricho, dijo. “Surgió de estudios técnicos en nuestro mercado”.
Desde que a Ossa le diagnosticaron esclerosis múltiple en 2017, dice que se ha visto obligado a viajar al extranjero para traer ilegalmente su medicamento a base de cannabis. “La primera vez que fui a la Asamblea Nacional de Panamá y dije que estaba usando cannabis, me dijeron que me iban a arrestar”, dijo Ossa a Cannabis Wire.
Esta no es la primera vez que se ha intentado aprobar un proyecto de ley de este tipo en Panamá. El primero se presentó en 2017 y una segunda propuesta se presentó en octubre de 2019. Ambos proyectos de ley fueron archivados porque, dice Ossa, “no había ni la voluntad ni el compromiso de los legisladores en ese momento”. La Asamblea Nacional del país finalmente aprobó por unanimidad el último proyecto de ley el 30 de agosto.
Aunque Ossa todavía espera ver más revisiones para ampliar el proyecto de ley en el futuro, dice que un poco de algo es mejor que mucho de nada.
“No es la ley ideal, pero es un primer paso necesario”, dice. “Ningún país ha legalizado el cannabis de forma perfecta desde el principio. Creo que los marcos legales a menudo se perfeccionan con el tiempo”.
El diputado Fernández esencialmente está de acuerdo. “Creo que es una ley que cientos de pacientes necesitan en este momento”, dijo. No es perfecto, pero es perfectible”.
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