Cada año se celebran en EEUU varias ferias “CannaCon”, muestras itinerantes que cambian de ciudad y se presentan como “el mayor evento para profesionales y consumidores de cannabis”.
A finales de abril, la feria se mudó a la provincia de León, en México, para celebrar su gran cita anual y lejos de organizarse de espaldas al poder, el anfitrión fue el expresidente Vicente Fox.
En el foro, defendió su arriesgada propuesta: “Cambiemos criminales por empresarios para contribuir a la prosperidad de México y acabar con la violencia”.
Cambio de rumbo
El entusiasmo de Fox por la marihuana sorprende a quienes conozcan sus credenciales conservadoras y su historial como gobernante.
Ganador de los comicios presidenciales en el año 2000, quizá no pasará a la historia como el mejor dirigente de la historia del país, título que él mismo se ha otorgado, pero nadie le podrá negar que fue el primero en romper una racha de 71 años en la que todos los presidentes eran del mismo partido (el Partido Revolucionario Institucional, también de centroderecha).
“Ni consumidor, ni adicto”
A pesar de sus promesas de mano dura y seguridad, el mandato de Vicente Fox estuvo marcado por el aumento de la violencia con el surgimiento de la banda de los Zetas además de la espectacular primera huida de prisión de Joaquín Guzmán, El Chapo, líder del cartel de Sinaloa.
Esa amarga experiencia, sumada a los 70.000 muertos que provocó la guerra sin cuartel contra el narcotráfico de su sucesor, Felipe Calderón, fue la que lo convenció de que la única manera de solucionar el problema es legalizar las drogas.
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