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La falta de sueño tiene efectos similares al consumo de cannabis

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Los investigadores creen que saben el por qué el dormir poco o falta de sueño hace que las personas anhelen alimentos grasos y dulces. La respuesta sería que la pérdida de sueño influiría en la misma vía neural de procesamiento del olfato que cuando se fuma cannabis.

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Según dice el neurocientifico de la Universidad Uppsala de Suecia, Christian Benedict, “este es un estudio excepcional”. El investigador, que no participó en la investigación, ha estudiado los efectos de la perdida del sueño en el metabolismo.

Hace tiempo que se sabe que la falta de sueño o el poco dormir hace que las personas quieran alimentos altos en calorías . El neurólogo de la Facultad de Medicina Feinberg de la Universidad Northwestern de Chicago, Thorsten Kahnt, se inspiró en el aumento de ciertas moléculas que aparecen en el sistema endocannabinoide con la privación del sueño. Una acción muy similar ocurre en el mismo sistema cuando se ve afectado por la marihuana. Este sistema, según varios estudios, influye en cómo el cerebro procesa el olor. un poderoso impulsor del apetito.

Hasta la fecha, nadie establecía claridad en la vinculación entre dormir poco, el sistema endocannabinoide, el olor y el apetito. “Entramos y dijimos, OK, probemos esto en humanos. Unamos estas cosas”, dice Kahnt.

Estudio

Para llevar a cabo el estudio, se pidió a 25 voluntarios que durmieran durante 4 o 8 horas por noche. Al cabo de cuatro semanas, Se les pidió repetir el experimento. Los que durmieron 4 horas durante la primera ronda durmieron 8 horas, y viceversa. Posteriormente se les pidió muestras de sangre. Los que habían sido privados de sueño, tenían niveles más altos de 2-oleoilglicerol, una molécula que probablemente actúa sobre los receptores endocannabinoides. El grupo privado de sueño no informó sentirse más hambriento que el grupo con mas horas de descanso. Cuando accedieron al buffet de comida, los dos grupos ingirieron el mismo promedio de calorías. Aunque, el grupo con falta de sueño consumieron alimentos con mas calorías por gramo, como donuts glaseados.

El olfato era determinante

Evaluando si el sueño afectaba las partes del cerebro que procesan los olores, se realizaron análisis de resonancia magnética. Los estudiados sintieron una variedad de olores alimentarios y no alimentarios, que incluían asado al horno, rollos de canela, ajo y abeto.

Después escanearon la corteza piriforme, la región del cerebro que interpretar los olores y que tiene distribuidos receptores endocannabinoides. El aumento en el número de moléculas en el sistema endocannabinoide cambia la forma en que el cerebro interpreta el olor y, por lo tanto, el apetito de una persona. Los investigadores consideraron que la corteza piriforme tenía que mostrar variaciones en la actividad del cerebro responsable del procesamiento del olor y que alineaban con la preferencias alimentarias.

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Se observó que la corteza piriforme de los privados de sueño exhibió una mayor actividad en respuesta a los olores relacionados con los alimentos, pero no en una correlación directa con sus cambios en el apetito. Por ejemplo, dos voluntarios con el mismo aumento en la codificación del olor podrían haber elegido alimentos con diferentes cantidades de grasa y calorías en el buffet según su privación del sueño.

Este aumento en la actividad olfativa ocurre en paralelo con una alteración de la conectividad de la corteza piriforme a la ínsula, la zona cerebral que regula la ingesta de calorías: las personas con altos niveles de cannabinoides tienen menos control sobre las cantidades ingeridas, lo que explicaría su atracción por alimentos más grasos y más dulces.

Esos cambios, junto con los cambios en el apetito, muestran una posible vía de cómo la falta de sueño afecta el sistema olfativo y la ingesta de alimentos, informaron los investigadores en eLife .

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