Desde leche de cucaracha hasta la cerveza de agua reciclada, los menús y los anaqueles de los supermercados se llenaron en 2019 de tendencias alimenticias ecoamigables con el objetivo de no contribuir a las emisiones de carbono.
A continuación, siete maneras de seguir celebrando en estas fechas festivas mientras se reduce la huella de carbono:
Las hamburguesas a partir de vegetales se hicieron populares gracias a la apuesta de gigantes como Burger King y McDonald’s. La Impossible Whopper del primero tuvo tanto éxito que ahora se están evaluando múltiples opciones vegetarianas.
Los sustitutos de pescado también están entrando al mercado, como un atún elaborado con una mezcla de seis legumbres y aceite de algas. Estas proteínas alternativas rebajan las emisiones de gases de invernadero asociadas a la ganadería y la pesca a escala industrial.
Granola hecha con larvas, leche de cucaracha y helado de vainilla con seda de gusano son solo algunas de las ofertas que buscan aumentar el atractivo de los insectos en las dietas. Son altos en proteínas y vitaminas y bajos en emisiones, al tiempo que necesitan menos tierra y agua.
Algunos esperan incluso que las granjas de insectos puedan ayudar a limpiar la manchada imagen del aceite de palma.
Y tras la aprobación en 2018 de la Ley Agraria, que legaliza el cultivo de marihuana industrial en Estados Unidos, las comidas y bebidas con cannabidiol (CBD) han llegado para quedarse.
Para ser usada como sorbete, por supuesto, mientras el mundo aumenta sus esfuerzos para combatir la contaminación plástica.
Un supermercado tailandés se decidió por la tradición, usando hojas de plátano para envolver productos frescos, mientras los consumidores se decantan por opciones como los envoltorios reutilizables con cera de abeja.
Plantas otrora ninguneadas que son ricas en vitaminas y pueden adaptarse al clima cambiante, como el aceite de babasu del Amazonas, el mijo de India y la espinaca maya de Guatemala, llegaron a las cocinas gracias al impulso de chefs y científicos pioneros.
Como 75 por ciento de las comidas mundiales procede de apenas 12 plantas y cinco especies animales, expandir la dieta es también una buena estrategia para lidiar con problemas en las cosechas provocados por el clima.
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Los restaurantes que usan casi la totalidad de sus materias primas para reducir los residuos florecieron en Helsinki, Nueva York y Berlín. También está Trash Tiki, una compañía de cócteles “antidesperdicios” que usa restos de alimentos -sobras de leche, cáscaras de nuez, posos del café, etc- para reelaborar tragos clásicos y llegó a Toronto, Ámsterdam y Roma este año.
Las cervezas ecoamigables -hechas con agua reciclada o sernida, libres de las anillas de plástico para los packs de seis latas o comprometidas con dar parte de sus beneficios para la conservación de las tortugas marinas- llegaron a las tiendas.
Los vinos naturales elaborados con uvas orgánicas y sin aditivos químicos, además de ser más puros y ecoamigables, también mejoraron su posición en Europa y Estados Unidos.
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