
Todos y todas tenemos historias de cuando se enteran nuestros padres que fumamos marihuana, te voy a comentar algunos relatos de mis amigos ganyeros y yo sobre cómo nos fue con nuestros padres al ellos enterarse sobre la hierba. Vale decir, que el cannabis en la sociedad aún está marcado por las múltiples prohibiciones y penalizaciones que están a la orden del día en muchos países y por supuesto en nuestro sub-continente latinoamericano. Es de recordar además, que esta criminalización ha sido diseminada sobre todo desde Estados Unidos y sus organismos represores, pero también los comerciales; con la intención de invisibilizar las propiedades benéficas de la misma.
Mi amigo Uno, cuenta que sus padres, siempre estaban en campaña en contra de las drogas y la primera de su lista era la marihuana, todo lo malo y más se lo adjudicaban a la hierba. Por supuesto, para ellos su hijo, era un chico modelo, un chico ejemplar, plagado de moral y buenas costumbres. Moral y Costumbres de una sociedad bien hipócrita y de espaldas a lo que ocurre en la realidad. Hasta que un buen día, descubrieron que Uno es un fumeta, desde hacía largo rato ya. De allí en adelante la frase usada, era que la universidad había cambiado a su hijo y que por eso había recurrido al camino de las drogas, sin saber si quiera que Uno, transitaba solo el espacio tejido entre el cannabis y la música.
En el caso de mis amigos Dos y Tres sus padres se fueron horrorizando en la medida en que conocieron que se encontraban en el círculo de los fumetas, por lo que siempre estaban asustados y señalando que la marihuana era la puerta de entrada hacia otras drogas más duras que podían terminar con la poca vida que les quedaba, después de haberse metido con el cannabis. Un mito muy fuerte en la sociedad-La marihuana mata y destruye-cosa que evidentemente es falsa.
Mi amigo Cuatro, que también es músico como Uno, tuvo que pasar por el trago amargo de ser culpable junto a sus amigos de fumar cannabis debido a la música que hacían –el reggae- es decir el reggae es una música satánica que lleva a los hijos por los pasos de la marihuana. Reafirmando el mito del reggae es música del demonio.
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Por otro lado, en lo que a mí respecta por ser mujer-una ganyera citadina- al enterarse mis padres porque me pescaron fumando en el cuarto, se me asoció inmediatamente con la delincuencia y la prostitución. Otro mito de fabricación sistemática en torno al cannabis. Entonces me hago a una pregunta; ¿cómo reaccionar frente a nuestros hijos de llegar a ser ganyeros citadinos, como nosotros? creo que lo mejor sería encender un porro con ellos y hablar con la mayor libertad sobre el cannabis, para liberar nuestras amarguras de hijos en el pasado y construir una mejor forma de comunicarnos con nuestros hijos llegado su momento si es que deciden ser fumetas.