En la década de los años 30 el FBN (Buró Federal de Narcóticos) se iniciaba en la guerra contra el uso de la marihuana, luego de la ilegalización que se había posicionado sobre esta, frente a esta situación, desde esta oficina se asumió la decisión de generar una campaña a través de medios comunicacionales, que le permitiría arremeter contra el cannabis. A raíz de ello se propiciaron grandes confusiones en torno a la marihuana, con la intención de generar un rechazo general por la supuesta violencia desarrollada a través de su consumo.
Una de las “mejores labores” que realizaba el FBN, era la persecución y encarcelamiento de músicos de jazz, se aseguraba de parte del jefe de este buró (Anlinger) que el jazz era una música satánica y de vudú. Se tejieron fantasías como por ejemplo que los músicos “malos, marihuaneros y negros” gustaba de tocar notas musicales, que no se encontraban dentro de las partituras de la canción, ello a diferencia de los “buenos y limpios” músicos de jazz que no consumían drogas ni alcohol.
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Vale decir que dicha guerra criminal contra la marihuana por parte del Buró Federal de Narcóticos en Estados Unidos, fueron los primeros resultados de una política organizada para colocar el cannabis en el peor de los casos, como una sustancia de abuso, alta toxicidad que puede ocasionar la muerte de quienes la consuman. Esta situación de criminalización de la marihuana se fue agravando en la medida en que avanzó el tiempo, hoy en día aún prevalece, aunque la Organización Mundial de la Salud haya solicitado que se retire de la lista de drogas duras al cannabis.