Son muy pocas veces en las que un cultivo de marihuana sale perfecto de principio a fin. Siempre por el camino nos encontraremos con pequeños o grandes problemas, como puede ser desde un crecimiento algo lento en su inicio o una poda mal hecha, hasta un ataque de insectos u hongos. Aquí te contamos los 10 mayores peligros que se puede encontrar el cultivador de marihuana.
Las malas genéticas
No nos cansaremos de recomendaros que comencéis los cultivos con semillas de calidad. Si algún conocido os puede dar algunos esquejes de una buena variedad, es también otra gran opción. No existe nada peor que cultivar una planta de la que desconocemos absolutamente todo. Si es índica, si es sativa, si es productiva, si tiene buen sabor y potencia. Nos podremos esperar cualquier cosa, quizá que con algo bueno pero lo más probable es que la mayoría sean malas.
Las plagas
Las plagas son una amenaza constante, en ocasiones complicadas de prevenir, tratar y hasta eliminar. Araña roja, mosca blanca, trips, pulgón, saltamontes, microácaros, minadores de la hoja, orugas, mosca del sustrato, cochinilla, caracoles, babosas, chinches… Como decimos es complicado prevenir todas ellas al mismo tiempo, y mucho menos tratar varias a la vez. El aceite de neem y el jabón potásico usados regularmente durante el cultivo, previenen muchas de ellas, pero no todas.
Los hongos
Si las plagas son peligrosas, los hongos lo son más. Oídio, mildiu, botrytis, fusarium, roya, negrilla, antracnosis… Mientras algunos detectados a tiempo sólo causas problemas leves en las plantas, otros una vez se detectan es la crónica de una muerte anunciada y no tienen solución. El fusarium es posiblemente el más peligroso, ya que en pocas horas es capaz de terminar con la vida de cualquier gran planta. Los hongos son complicados de prevenir, ya que normalmente vienen relacionados con las condiciones ambientales.
Las plantas macho
Una planta macho es siempre un peligro. Una polinización nos puede llenar la cosecha de cientos o miles de semillas, además de obtener menos cantidad. Las plantas invierten más energía en desarrollar las semillas que en engordar los cogollos. Aunque en proporción un cogollo con semillas puede ser más resinoso, su volumen final es considerable menor. En cuanto detectes un macho en tu cultivo, elimínalo rápidamente, mételo en una bolsa bien cerrada, y tírala a la basura.
Las plantas hermafroditas
Las plantas hermafroditas son más peligrosas que las plantas macho. Los machos siempre son machos, las hermafroditas pueden no mostrar su segundo sexo hasta bien entrada la floración. Lo más común es que muestren los sexos a la vez y podamos ver cogollos típicos de hembras, pero también pelotitas típicas de los machos. Pero no siempre sucede ésto, en muy poco tiempo y cuando menos nos lo esperemos, podemos ver en lo que creíamos una planta hembra alguna flor macho abierta. El resultado será semillas en nuestros cogollos.
Los productos inadecuados
La marihuana contra lo que la gran mayoría piensa, es una especie muy resistente y con pocas exigencias. Simplemente con un buen sustrato, una buena agua de riego y algún fertilizante, es suficiente para conseguir buenas cosechas. Pero sobretodo en cuento a la alimentación, sí que es una planta que requiere unas cantidades de nutrientes para cada fase. Usar productos destinados a otro tipo de plantas puede llevar a sobrefertilizaciones, floraciones pobres y cosechas mediocres. Apuesta siempre por productos específicos.
Los estreses
El más común es el estrés lumínico, producido por las farolas. Pero también las plantas se estresan por falta o exceso de riego, calor intenso, daños en zonas aéreas o raíces, podas, trasplantes, exceso de abonos… Todos estos estreses causan desequilibrios en la planta. En el caso del lumínico, las plantas en exterior pueden no llegar a florecer, o producir los llamados platanitos, flores macho que una vez abiertas expulsan polen. El resultado son de nuevo cogollos llenos de semillas.
Los vecinos intolerantes
Éste es un gran problema y muy habitual. Se trata del vecino al que le molesta que tengas una planta en tu jardín o balcón. Simplemente le molesta porque seguramente no tenga nada mejor que hacer que controlar la vida de los demás. En este caso, tu cultivo puede sufrir todo tipo de boicot, como son ataques con lejía o incluso el allanamiento de tu propiedad para un día encontrarte tu planta arrancada. Contra ello, sólo se pueden tomar medidas como la discreción o el camuflaje.
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Los ladrones de plantas
Los ladrones de plantas son la peor de las plagas, además de que cada vez son más abundantes, pacientes y peligrosos. Son complicados de prevenir, ya suelen esperar para cosechar tus plantas poco antes de que tú lo hagas. Pero en muchas ocasiones, por no decir en la gran mayoría de los casos, son gente más cercana de lo que creemos. Le cuentas a un amigo sobre tu cultivo… éste se lo cuenta a otro… el otro al otro… y al final hay mucha gente que sabe de tu cultivo. Lo mejor es nunca dar pistas. En boca cerrada no entran moscas.
Los impacientes
A veces, el mayor peligro para nuestras plantas somos nosotros mismos. Si nuestra pequeña plantita recién germinada no crece mucho en un buen sustrato, tendemos a abonar. Si no comienza a florecer, añadimos abono de floración. Cosechamos antes de tiempo e incluso fumamos algún cogollo antes de que llegue a secar. Esto es algo que puede ser que todos hayamos hecho en nuestros primeros cultivos. Con el tiempo se aprende a comprender a la planta y sobretodo, a tener paciencia.
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