Los micro-ácaros son unos minúsculos parásitos que causan estragos en las plantas de cannabis, limitando su crecimiento y destruyendo sus cosechas, convirtiéndose en una de las grandes pesadillas del cultivador de marihuana.
Los microácaros, también conocidos como Polyphagotarsonemus latus o araña blanca, son una plaga que suele atacar a diversas plantas como las vides, los manzanos y, por supuesto, la marihuana.
A pesar de su nombre, los microácaros no son diminutos. Sus hembras pueden medir unos 0,2mm y los machos 0,1mm. Se encuentran en todo el mundo, especialmente en invernaderos.
En las plantas de cannabis, los microácaros suelen poner sus huevos en la parte inferior de las hojas nuevas, que es generalmente donde habitan y se alimentan, dejando tras de sí una saliva tóxica que causa malformaciones y retrasa el desarrollo de la planta.
Los micro-ácaros pueden llegar a un cultivo de muchas maneras. Desde trasportados por el viento, como a través del suelo e incluso usando otros insectos para su transporte. En algunos estudios realizados, se han llegado a contar una media de 17 micro-ácaros adheridos a mosca blanca.
Acerias
Las acerias, o aceria anthocoptes, son otro tipo de ácaros microscópicos que afectan a las plantas de cannabis y cáñamo.
Parecidos a los microácaros, las acerias miden unos 0,17mm, pero tienden a vivir en las partes inferiores de la planta, desde donde van subiendo gradualmente alimentándose de las hojas y el follaje.
Las acerias se alimentan de la savia de la planta, privándola lentamente de nutrientes. Esto, a su vez, retrasa el crecimiento y afecta a la capacidad de florecer llegado el momento de la cosecha. A diferencia de los microácaros, se sienten especialmente atraídas por la resina de las flores, lo que significa que a menudo atacan a los cogollos del cannabis.
Lo que hace que estos dos tipos de infestaciones sean tan perjudiciales, es el hecho de que los ácaros no son visibles a simple vista. Además, los síntomas que causan son parecidos a los de una deficiencia de nutrientes o un desequilibrio del pH, lo que los hace aún más difíciles de detectar.
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Síntomas y daños
Los síntomas son similares a los que causan los virus. Los micro-ácaros sienten predilección por las zonas jóvenes de las plantas, es decir las puntas de crecimiento. Tanto los microácaros como las acerias suelen caracterizarse por un amarillamiento del follaje y los tallos, unas hojas retorcidas y/o caídas, y un retraso en el crecimiento.
Las hojas afectadas por estos ácaros tienen un aspecto brillante o húmedo, mientras que los cogollos comienzan a adquirir una tonalidad marrón y finalmente mueren.
Si se dejan sin tratar, ambos ácaros continuarán propagándose y reproduciéndose, acabando con toda la planta.
Prevención y tratamiento
Hay muchos métodos para combatir esas plagas, pero el mejor de todos es la prevención. Un buen cultivador mira a diario sus plantas, sobre todo las hojas por su parte inferior ya que al localizar una plaga a tiempo puedes controlarla e incluso eliminarla con más facilidad.
El uso regular de preventivos, desde aceite de neem y jabón potásico, hasta azufre micronizado, es una buena opción, tanto en nuestras plantas como en árboles cercanos atacados.
En caso de tener una plaga instalada, lo mejor es recurrir inmediatamente a un acaricida específico. Incluso sería mejor usar dos diferentes intercalando aplicaciones para que no creen tolerancia a un único compuesto.
También podemos salvar la situación si conseguimos bajar la humedad hasta el 30%, lo que impediría la eclosión de los huevos y el desarrollo de las ninfas. Temperaturas inferiores a 14º también dificultan la eclosión de los huevos.