Prácticamente todos los cultivadores, en alguna ocasión lamentaron no poder conservar alguna planta de calidad excepcional. Como nunca que sabe en qué semilla se puede encontrar la semilla entre un millón, lo habitual y sobretodo en exterior es no sacar esquejes de las plantas.
En floración avanzada ya es imposible hacerlo. Y siempre podemos encontrarnos una que sobresalga entre todas las demás bien sea por su aroma, producción o rapidez de floración. Y aunque el veredicto final siempre viene tras la cata, antes de ello ya podemos llegar a intuir que es una planta que merecería ser conservada.
El cannabis es una planta de temporada. Crece a lo largo de la primavera cuando las horas de luz van en aumento. Y florece a lo largo del verano cuando las horas de luz van en descenso. El objetivo es siempre finalizar por sí misma el ciclo, antes de que la llegada del invierno y las bajas temperaturas terminen con su vida. Así que básicamente, sus ciclos son determinados por la cantidad de luz que reciben. Si son más de 12 horas de luz, las plantas crecen. Si son 12 horas o menos de luz, la planta enseguida cambia su ciclo a floración.
La palabra revegetación, hace referencia al cambio hormonal de una planta en floración producido por un aumento del fotoperíodo diurno. Es decir que si a una planta que recibe ahora mismo en exterior sobre las 11 horas de luz le aportamos más horas de luz, no tardará mucho en frenar su floración y volver de nuevo a fase vegetativa o de crecimiento. En este caso, lógicamente la luz ha de ser artificial. Y también es algo válido para plantas cultivadas en interior que se pretendan revegetar.
No siempre es posible
Revegetar una planta de cannabis no siempre es posible. Tengamos en cuenta que debemos cambiar la planta de ubicación. Y un espacio interior no siempre es el adecuado para plantas que hayan sido cultivadas en grandes contenedores o en tierra madre. En este último caso, requeriría de un trasplante que sería imposible sin causar un caño severo en las raíces.
Tampoco es algo que garantice el 100% de las veces que la planta revegete con éxito. Tengamos en cuenta que es un enorme estrés para una planta que prácticamente estaría llegando al fin de sus días. También y debido al estrés, la planta puede llegar a ser más sensible al hermafroditismo. Muchos cultivadores de hecho usas esta técnica como último recurso para intentar salvar una genética.
Lo primero como siempre, es contar con un espacio acondicionado. La iluminación no cabe duda de que una específica sería lo ideal. Pero con unas bombillas de bajo consumo podríamos obtener buenos resultados. Los LED si no estamos seguros de que su espectro es el apropiado, no son apropiados. Y dado que el control de los horarios es muy importante, un temporizador es prácticamente obligatorio.
Lo siguiente es proporcionar a la planta un nuevo sistema radicular. Para ello debemos contar con un buen sustrato y hacer una poda de raíces. Se trata básicamente de extraer el cepellón de la maceta y con un cuchillo muy bien afilado, reducir su volumen en aproximadamente un 30-40%, tanto por los laterales como en fondo. La cantidad nueva de sustrato servirá pronto será colonizado por unas nuevas raíces.
La fotosíntesis es imprescindible
Y algo muy importante, es que la planta que queramos revegetar cuente con alguna masa vegetal, especialmente hojas. Serán imprescindible que la planta realice una buena fotosíntesis. La mejor opción, es dejar sin cosechar alguna de las ramas bajas, generalmente poco productivas. Si tiene algún pequeño cogollo, también lo podemos dejar.
Durante los primeros días e incluso semanas, nos parecerá que nuestra planta se ha quedado estancada, ya que apenas mostrará signos de recuperación. Es del todo normal ya que un cambio hormonal es muy drástico. Pero poco a poco se podrá ir observando como nuevos brotes comienzan a aparecer. Conviene favorecer un buen desarrollo, por lo que el uso de estimuladores radiculares e incluso abonos pulverizados para plantas madre son muy interesante.
Fuente: La Marihuana
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