El THC, el cannabinoide más presente en la marihuana recreativa, tiene una mayor tendencia a inducir crisis de ansiedad que el CBD. Por el contrario, parece que el CBD tiene propiedades ansiolíticas que podrían aprovecharse para ayudar a las personas con trastornos de ansiedad. El CBD activaría los receptores de serotonina, un importante químico y neurotransmisor del cuerpo humano que ayuda a regular el estado de ánimo, el comportamiento social, el apetito, la digestión, el sueño y la memoria entre otros.

Sin embargo, los estudios científicos realizados aún son insuficientes para respaldar el uso del CBD a nivel institucional para tratar eficazmente la depresión o la ansiedad. Los médicos dicen que eso no significa que no ayuda, sino que no se han realizado ensayos clínicos suficientemente controlados para respaldar su prescripción.
En los pocos estudios que se han llevado a cabo en 24 personas afectadas por un trastorno de ansiedad social, el CBD les redujo la ansiedad y el deterioro cognitivo en el rendimiento del habla. También se pudo comprobar que era útil en pacientes con ansiedad generalizada, trastornos obsesivo-compulsivos, trastornos de pánico y de estrés postraumático.
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¿Qué es la ansiedad?
Se considera que más o menos un 20% de la población sufre episodios de ansiedad, aunque la mayoría no sea consciente de ello. La mayor parte de las veces suele ser una respuesta al estrés provocado por problemas laborales, económicos o familiares y suele desaparecer cuando la situación mejora.
Cuando la ansiedad se cronifica se convierte en un trastorno, caracterizado por un estado de angustia permanente que puede provocar síntomas parecidos a un infarto: palpitaciones, sensación de ahogo, dolor torácico, miedo a morirse y temblores.