La producción de cannabis se ha vuelto muy popular en muchos países. Su uso desde lo recreativo hasta lo medicinal ha llevado a que algunas personas comiencen a preparar su propio sembradío. Afortunadamente, el cultivo interior de cannabis no es tan difícil como se suele pensar. En este artículo te mostráremos cómo cultivar esta hierba en espacios cerrados en tan solo 10 sencillos pasos.
1. El tipo
Comienza eligiendo la variedad que vas a cultivar. Hay diversas clases de marihuana, cada una de ellas con sus ventajas e inconvenientes, pero la que elijas dependerá totalmente de ti
2. La forma
Una vez hayas elegido es hora de cultivar las plantas. Hay varias formas de hacerlo, entre ellas:
- A partir de la semilla: es muy común, pero deberás saber cómo germinar las semillas. Si eliges este método, te recomendamos usar semillas feminizadas para evitar tener que lidiar con machos (a menos que estés pensando en hacer cruces).
- A partir de esquejes: algunos cultivadores prefieren comprar esquejes para no tener que germinar sus propias semillas. Si eliges hacer esto, no olvides obtener tus esquejes de una fuente fiable.
3. El espacio
Prácticamente cualquier sitio es bueno, incluyendo armarios, garajes, sótanos o alguna habitación vacía. Un espacio grande sería lo ideal, ya que te permite separar bien tus plantas y trabajar más cómodamente. Pero ten en cuenta que los espacios grandes también necesitan una mayor iluminación y ventilación, lo que a su vez incrementa los costes.
A la hora de elegir el espacio considera también que, las plantas de cannabis tienen unas exigencias bastante rigurosas en cuanto a la luz. Estas plantas necesitan de periodos de oscuridad total en los que no deben ser molestadas por ninguna luz procedente del exterior, ya que podría provocarles estrés y afectar a su salud y productividad.
4. Paredes reflectantes
Las paredes reflectantes ayudan a dirigir la máxima cantidad de luz posible hacia las plantas, lo que resulta en unas enormes y potentes cosechas de cogollos deliciosos. Con ello, estarás aumentando la potencia de tus lámparas sin incrementar tu gasto en electricidad.
De hecho, las paredes reflectantes pueden aumentar la potencia de tus luces en hasta un 30%. Y lo mejor de todo, instalar paredes reflectantes es muy sencillo.
5. Evita las filtraciones de luz
Recuerda que las plantas de cannabis son muy sensibles a la luz, especialmente durante el período de oscuridad. Cualquier luz que penetre en el espacio de cultivo durante esta fase puede perturbar el ritmo de las plantas y causarles mucho estrés.
A la larga, las filtraciones de luz podrían atrofiar el crecimiento de la planta y afectar tanto al tamaño como a la calidad de sus cosechas. En algunos casos, esta luz también puede causar hermafroditismo.
6. Filtro de aire
Para mitigar el aroma que suelen arrojar esta planta, varios cultivadores optan por instalar filtros de carbono o depuradores, que son la misma clase de filtros que se utilizan para las emisiones de los automóviles, por lo que puedes estar seguro de que van a hacer un buen trabajo en tu cuarto de cultivo.
Si solo vas a cultivar 1 o 2 plantas, probablemente podrás ocultar el olor sin necesidad de usar un filtro. Sin embargo, todo cultivo de mediano a grande debe tener un filtro y un sistema de extracción de calidad para evitar llamar la atención, dado sea el caso.
7. Sistema de ventilación
En la naturaleza, las plantas crecen con una suave brisa, que las protege del moho, la podredumbre y el mildiú polvoroso, así como de plagas como la mosca del mantillo, los ácaros y muchas más.
Además, los vientos suaves también ayudan a las plantas a desarrollar ramas y tallos fuertes, al doblarse y balancearse en la brisa.
La forma más fácil de aumentar la circulación del aire en un cuarto de cultivo es con ventiladores. La mayoría de cultivadores colocan unos cuantos ventiladores de pared de forma estratégica por todo el cuarto de cultivo para crear una brisa suave pero constante por todo el entorno de las plantas.
8. Luces de cultivo
Las luces de cultivo son el centro de la operación de cultivo interior. Al fin y al cabo, las plantas de cannabis necesitan en cierto tiempo mucha luz para crecer y producir los cogollos.
Las luces se deben instalar de manera que abarquen tantas plantas como sea posible. Probablemente desees experimentar con la colocación de tus plantas para garantizar que todas reciban una buena cobertura.
Recuerda que las luces de cultivo se pueden calentar, por lo que deberás colocarlas lejos de cualquier tipo de material inflamable.
9. La paciencia
Una vez que hayas plantado tus esquejes o semillas, ha llegado el momento de ser paciente. El cultivo de una buena hierba lleva tiempo, y tendrás que prestar especial atención a las necesidades de tus plantas.
Las plantas de cannabis tienen 2 fases de crecimiento. La fase vegetativa se caracteriza por un vigoroso crecimiento vegetativo, y en ella las plantas desarrollan las “yemas” de los cogollos. Después, tras aproximadamente unas 4 semanas, las plantas entran en el período de floración, durante el cual concentran toda su energía en desarrollar grandes cogollos.
10. La cosecha
Tras 6-12 semanas, tus plantas de marihuana estarán listas para la cosecha. Lo primero que notarás es que tus cogollos dejarán de desarrollar esos pelos blancos. Las plantas también serán muy aromáticas, y los cogollos tendrán un aspecto muy abultado.
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A continuación, observarás como los pistilos blancos se volverán lentamente más oscuros, adquiriendo, por lo general, un ligero tono rojo o anaranjado. Estos pelos también comenzarán a rizarse hacia dentro a medida que maduran los cogollos.
Deberás esperar hasta que al menos el 40% de los pistilos de los cogollos hayan empezado a oscurecerse. Esto marca el principio de la cosecha. Los cogollos cosechados en este momento suelen tener un efecto más edificante y son un poco menos potentes.
Una vez que hayas recolectado tus cogollos, es hora de recortarlos y secarlos, lo que podría llevar hasta 2 semanas. Deberás secar los cogollos lentamente colgándolos boca abajo, y almacenarlos en frascos herméticos de vidrio.