Carlos Marcos Narváez Ruiz, un abogado de 46 años, asegura haber zafado de la epidemia del dengue de hace dos años porque fumaba marihuana envuelta en una fibra de ambay.
Cuando lo dejó de lado por unos meses, padeció la enfermedad este año. En medio de la desesperación que le causaban la fiebre y el dolor, experimentó de nuevo con el cigarro y se curó.
La hipótesis del profesional, hijo de un doctor en bioquímica y de una química farmacéutica, es que habría una relación entre la mezcla de estas plantas y su recuperación. Sin embargo, no cuenta con los recursos ni medios para realizar una investigación científica seria que lo compruebe y permita un probable tratamiento curativo o preventivo que podría beneficiar a miles de personas.
-¿Desde qué edad fuma Ud. marihuana?
-Comencé a fumar a los 16 años en Estados Unidos cuando estaba en un programa de intercambio estudiantil. Cuando regresé a Paraguay eso me acarreó muchos problemas porque era la época de la dictadura y aquí era un tabú muy grande todo el tema de fumar marihuana. Incluso, llegué a estar preso cuando lo mataron a Somoza porque yo estaba viviendo en un hotel dado que estaba peleado con mis padres. Me llevaron al Departamento de Investigaciones de la Policía y estuve allí tres días durmiendo con 60 personas en una habitación de cinco por seis.
-¿Lo llevaron como sospechoso?
-Exacto, como sospechoso porque era el huésped de un hotel y cuando fueron a verificar quién era yo hallaron un poco de marihuana. Estuve también preso en otra oportunidad en la Técnica. Allí estuve 34 días, de los cuales pasé 25 días esposado. Cuando me llevaron al día siguiente de haberme detenido para un interrogatorio intenté escapar. Salté una muralla y salí a la calle. A las tres cuadras me recapturaron y me dieron una paliza entre todos los que estaban allí. Me llevaron esposado y tardaron en sacarme.
-Pero el fondo de la cuestión, aparte de estos problemas, es que Ud. cree que fumar la marihuana con ambay le resultó positivo contra el dengue. ¿Cómo se puede argumentar?
-Es fruto de una experiencia que yo tengo al haber fumado marihuana con ambay, específicamente con la cáscara que cae de la flor de este árbol. Es como una corteza blanca y maleable que al ir secándose endurece y se torna marrón. Al pasarlo bajo agua se puede enrollar y hacer los cigarros.
-¿Cómo lo descubrió?
-Hace unos cinco años apareció un amigo mío que fue medallista de bronce de los juegos panamericanos de taekwondo que me propuso fumar con los cigarros de marihuana envueltos con la corteza del ambay en vez del papel o pipa -como yo lo hacía- por ser más natural. Comenzamos a fumar de ese modo hace ya un par de años. Como la cáscara es de combustión lenta, ese cigarro me duraba casi todo el día, pues no me considero un adicto exagerado ni descontrolado.
-¿Pero por qué lo asocia con el tratamiento del dengue?
-Justo en esa época comenzó la epidemia del dengue tan fuerte en el 2007 y le ocasionó la muerte a mi mamá, Yolanda Asunción Ruiz de Narváez, el 20 de febrero. Se la llevó en apenas un día y medio porque le tomó el dengue hemorrágico. A mi señora también le tomó aquella vez, al igual que a todas las personas que yo conozco en la zona del Mercado 4, donde vivo. Todos enfermaron: mi herrero, mis inquilinos, mis empleados, menos yo. Incluso, hubo una pérdida de agua en un edificio vecino y yo fui personalmente a trabajar. Estaba infestado de mosquitos, pero a mí no me agarró la enfermedad. Y conste que soy una persona que cuando hay algo que enferma, siempre me toma a mí primero. Pero esa vez fue notable que no me haya enfermado y que mis amigos que fumaban tampoco lo hayan sufrido.
-Tal vez el cigarro actúe como repelente y los mosquitos no lo picaron…
– Creo que podría ser un punto a investigar puesto que los fumadores siempre estábamos impregnados del olor que podría actuar como repelente. Pero a pesar de que yo siempre fumaba en casa, ¿cómo es posible que mi esposa no se haya inmunizado?
-Pero este año Ud. sí se enfermó ¿cómo fue eso?
-Me casé en febrero del año pasado y nuestro bebé nació el 14 de noviembre. Desde dos semanas antes de que naciera Cayo decidí parar de fumar. Lo hice sin problemas porque siempre he controlado. Por ejemplo, durante los seis años de mi carrera de abogacía en la Universidad Católica he dejado de fumar porque considero que la marihuana ocasiona que muchas veces uno olvide las cosas o tenga dificultades de concentración y para dedicarme de lleno a mis estudios lo dejé.
-¿Esta vez dejó de fumar por su hijo?
-Tenemos un proyecto para él que es el de entrenarlo para tenista y si seguía fumando, no podría decirle yo que no fume si él me ve haciéndolo. Pasaron cuatro o cinco meses y el pasado 2 de abril (de este año) comencé a sentirme muy mal, con dolores musculares y mucha fiebre durante cinco días. Estuve tirado en la cama, imposibilitado de moverme y, en principio, no sabía que era dengue porque debía esperar para los análisis. Todo ese tiempo estuve analizando la posibilidad de fumar para ver qué pasaba porque la vez anterior, cuando estaba fumando no me enfermé y ahora -que lo había dejado hacía unos meses- me tomó la enfermedad cuando ningún otro estaba enfermo por aquí. Solamente yo, por primera vez, y mi esposa por segunda vez se enfermó de dengue.
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-¿Así fue que decidió probar de nuevo?
-Al sexto día conseguí levantarme y decidí experimentar conmigo mismo. Armé un cigarro con el ambay y desde ese momento cesaron la fiebre y los dolores. Lógicamente yo estaba muy débil porque había perdido cuatro kilos y porque había perdido el apetito. Pero fue notable la mejoría a partir de que comencé a fumar un poco otra vez.
-¿Ud. cree que le curó?
-Claro, me curó porque me pasaron totalmente la fiebre y los dolores. Por eso creo que podría tal vez suministrársele una dosis de mezcla del ambay con la marihuana a una persona. Obviamente para eso hay que investigar si estas sustancias acaso matan el virus en el cuerpo infectado, produciendo tal vez una mejoría y curación instantánea y no simplemente recurrir a un medio para tratar de sobrellevar la enfermedad, como sucede actualmente con el Z Mol, que solo calma un poco la fiebre y el dolor pero no cura.