Cannabis es una planta, que se empezó a cultivar en Asia Central en la antigüedad y hoy día está diseminada por varios continentes; esta planta produce una resina contentiva de componentes denominados cannabinoides. Algunos de estos son psicoactivos. En Estados Unidos el uso del cannabis está controlado y según sus leyes se tipifica como una droga con potencial alto de abuso y no se acepta para uso médico.
Sin embargo, gran número de estados y ciudades estadounidense con el tiempo han ido aprobando el uso de la misma en el ámbito terapéutico, ya que la incursión de estudios clínicos para el caso del tratamiento del cáncer se incrementa cada vez más. De esta manera, se va ganando terreno para su legalización para el uso medicinal, a causa de las diversas investigaciones que arrojan resultados positivos de su utilización para este tipo de enfermedades crónicas.
Los cannabinoides, se conocen además como fitocannabinoides, son los componentes de esta planta que generan efectos semejantes a los medicamentos en nuestro cuerpo, así como en el sistema centra e inmunológico. Los cannabinoides más conocidos son el Delta-9-THC (cannabinoide psicoactivo) y el CBD que si bien es de bajo contenido psicoactivo, ayuda en la disminución de dolores y afectaciones producidas por la inflamación. Los cannabinoides, son muy útiles para el tratamiento de los efectos secundarios del cáncer e incluso el propio tratamiento del cáncer.
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El consumo del cannabis se realiza de varias formas; en productos horneados como galletas, panes, tortas, pizzas, entre otras; en forma de té y otras bebidas. También es recurrente el uso del aceite cannabico para el consumo, así como la elaboración de salsas, guisos etc. Al ser consumido como parte de alimentos el cannabinoide psicoactivo Delta-9 THC, es procesado en el hígado y se convierte en un componente adicional también psicoactivo conocido como 11-OH-THC.