De acuerdo con el Centro de Prevención de Enfermedades de EEUU, 70.200 personas murieron en el 2017 por sobredosis de drogas incluidas las drogas ilícitas y los opioides de prescripción, una cifra que se dobló en solo una década.
El incremento más agudo y preocupante ocurrió entre las muertes relacionadas con el Fentanilo y otros narcóticos sintéticos que llegaron a 28.400 decesos por sobredosis, muchas de ellas accidentales.
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Cifras “alertan” al Gobienor norteamericano
El presidente Donald Trump anunció que la crisis de los opiáceos se había convertido en una emergencia de salud pública a finales del 2017.
Su administración implementó cambios en el Sistema Médico de Prescripciones con el fin de reducir la sobreprescripción de opiáceos.
El gobierno reconocía así la necesidad de intervenir y frenar una crisis que ya había cobrado 400.000 vidas entre 1999 y 2017.
Con la casa aún en llamas, los norteamericanos buscan a los responsables, y los laboratorios farmacéuticos ya están comenzando a enfrentar las consecuencias de su supuesta negligencia.
A los Sackler, la familia que controla Purdue Pharma, los acusa el estado de Massachusetts de haber orquestado una estrategia de mercadeo para posicionar la Oxicontina.
El pasado 28 de mayo se inició en el estado de Oklahoma un juicio contra Johnson y Johnson, la primera compañía farmacéutica cuyo caso ha llegado a los tribunales.
Purdue Pharma se le adelantó e hizo un acuerdo con el estado por 270 millones de dólares antes de iniciarse el juicio, mientras que la firma israelí Teva hizo lo propio por 85 millones.