La iglesia se encuentra en una capilla de 113 años de antigüedad, cuyo propietario es Steve Berke, director ejecutivo de una empresa de la industria del cannabis. Está ubicada en Denver, capital del estado de Colorado, (Estados Unidos) bajo el lema de “Un hogar espiritual para los adultos que buscan convertirse en la mejor versión de ellos mismos”.
“Todos son bienvenidos y todos pueden seguir su propio camino siempre y cuando recuerden vivir según la Regla de Oro“, agregó Molly en referencia a la enseñanza cristiana de amar al prójimo.
Berke, comentó que dos famosos artistas pintaron el antiguo edificio, el estadounidense Kenny Scharf, a cargo de los murales exteriores, y el español Okuda San Miguel, quien decoró el techo.
Lugar de inspiración
En un audiovisual institucional un representante sostiene que la iglesia sirve como lugar de reunión para todos aquellos que “fuman la planta sagrada, para encontrar inspiración y significado”.
Con la denominación de “elevacionistas”, los miembros de este culto aseguran que tienen la “misión de profundizar y acelerar el viaje espiritual de autodescubrimiento“.
Los seminarios educativos de elevación, ofrecen temas relevantes a la intersección de cannabis y espiritualidad. Uno de esos seminarios se centra en el “derecho constitucional a practicar la religión”, incluido en la Primera Enmienda de la Constitución de Estados Unidos.
Respuestas y reacciones
La iniciativa de crear una iglesia dedicada a la marihuana ( ICC, por su siglas en inglés), ha generado todo tipo de reacciones, desde quienes lo consideran una falta de respeto contra la religión tradicional hasta quienes afirman que las actividades de ICC tienen un impacto negativo en un vecindario que ha cambiado relativamente poco durante el último medio siglo.
ICC confía en que no se vende ni marihuana ni accesorios para su consumo dentro del templo y que hay eventos abiertos al público con el fin de ayudar a mejorar tanto la imagen de la iglesia como las relaciones con la comunidad. Para Molloy, la controversia no debería existir ya que, según él, “el cannabis es un sacramento, el Sacramento de la Flor Sagrada” ya que, “consumido ritualmente”, acelera y profundiza el autodescubrimiento y la conexión con la fuerza creativa universal.
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