No es nuevo que todo gigantesco corporativo que explota cualquier recurso natural, con tal de economizar gastos, agilizar su producción y aumentar sus ventas, recurra a la tecnonología y manipulación genética.
En el caso de la industria del cannabis, ya existe “marihuana sintética” y compañías como Gingko Bioworks y Cronos Group ya han considerado reemplazar cultivos de invernadero por ingeniería genética; es decir, marihuana de laboratorio.
Por lo tanto, el hecho de que desde hace años se rumorea que Monsanto planea hacerse cargo de la industria del cannabis con ingeniería genética, tal como lo han hecho con las industrias del maíz y la soja, no está muy fuera de la realidad.
Aunque Monsanto ha negado tener intenciones de hacerlo, en este punto es poco probable que alguien realmente les crea. Por el contrario, muchos en la esfera del cannabis están preparados para resistir cualquier tipo de participación por parte de Monsanto o cualquiera de sus cohortes.
Sin embargo, la evidencia está aumentando, lo que apunta fuertemente a la noción de que Monsanto realmente planea tomar el control de la planta de cannabis, y el panorama no luce alentador para los consumidores medicinales o para cualquiera interesado en ingresar a la industria.
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Bayer adquiere Monsanto por 66 mmdd
Tal vez recuerdes haber escuchado que Bayer, la farmacéutica más grande del mundo, compró Monsanto (la empresa considerada como la más infame del mundo en 2013), mediante un trato de 66 mmdd. A pesar de su reputación, Bayer realizó la compra de esta compañía.
Esto no es del todo sorprendente, considerando el también oscuro historial de Bayer, quien colaboró con los nazis y participó en la creación del agente naranja, un herbicida que hasta el 2015, continúaba reportando muertes en Vietnam. De hecho, Bayer comenzó como una empresa de ruptura del infame IG Farben, que produjo las armas químicas utilizadas contra los judíos durante el reinado nazi. Después de la guerra, Farben se vio obligado a dividirse en varias compañías, incluidas BASF, Hoeschst y Bayer.
Poco después de los juicios de Nuremberg, 24 ejecutivos de Farben fueron enviados a prisión por crímenes contra la humanidad. Sin embargo, en solo 7 años, cada uno de ellos fue liberado y comenzó a ocupar altos cargos en cada una de las antiguas compañías de Farben, y muchos de ellos comenzaron a trabajar para los gobiernos ruso, británico y estadounidense a través de una empresa conjunta de inteligencia llamada “Operación Paperclip”.
La Alianza para la Protección de la Investigación Humana (AHRP), una red nacional de laicos y profesionales comprometidos a defender los valores humanitarios y los estándares éticos de la medicina, declara en su sitio web:
“IG (Interessengemeinschaft) significa ‘asociación de intereses comunes’: el cártel de IG Farben incluía a BASF, Bayer, Hoechst y otras compañías químicas y farmacéuticas alemanas. Como muestran los documentos, IG Farben estuvo íntimamente involucrado con las atrocidades experimentales humanas cometidas por Mengele en Auschwitz. Una organización de vigilancia alemana, la Red GBG, mantiene abundantes documentos y rastrea las actividades farmacéuticas de Bayer”.
Lo peor de todo es que después de todos estos años, Bayer ahora es una compañía trasnacional más rica y poderosa que lo que I.G. Farben lo fue alguna vez.
Monsanto y Miracle-Gro, lazos comerciales íntimos
Según la revista Big Buds, Monsanto y Scotts Miracle-Gro tienen una “asociación comercial profunda” y planean hacerse cargo de la industria del cannabis. Hawthorne, un grupo líder de Scotts, ya compró tres importantes compañías productoras de cannabis: General Hydroponics, Botanicare y Gavita. Muchas otras compañías de hidroponía también informaron intentos de compra por parte de Hawthorne.
El representante de Hydroponics Lighting comentó:
“Quieren eludir las tiendas minoristas de hidroponía … Cuando dijimos que no nos acostaríamos con ellos, dijeron: ‘Bueno, podríamos comprar toda su compañía como hicimos con Gavita y hacer lo que queramos’”.
Jim Hagedorn, CEO de Scotts Miracle-Gro, incluso ha dicho que planea “invertir, como 500 millones de dólares en [hacerse cargo] del negocio de la marihuana… Es lo más grande que he visto en césped y jardín”.
También ha invertido en empresas como Leaf, que cultiva cannabis en un terrario interior regulado electrónicamente accesible a través de un teléfono inteligente.