Un hombre australiano de 48 años acudió al hospital aquejado de dolores de cabeza eventuales y molestias en un lado de la nariz, que solía taponarse a menudo. Además, reconoció que en los últimos dieciocho años había experimentado infecciones recurrentes en ella.
Al no encontrar nada en su cerebro, se decidió derivarlo al otorrinolaringólogo, con el fin de comprobar si el origen de su problema se encontraba en las vías nasales, en las que refería llevar tanto tiempo con molestias. Efectivamente, al someterlo a un escáner se detectó una masa gris firme en la cavidad derecha, según refieren los médicos del Hospital Westmead, de Sydney, en un informe sobre el tema publicado en BMJ Case Reports. Pero la gran sorpresa llegó cuando decidieron extraerla, pues lo que encontraron allí era algo sin precedentes en su carrera, que llevó al paciente a retrotraerse hasta dieciocho años atrás, cuando se encontraba cumpliendo condena en prisión.
Lo que entra fácil no tiene por qué salir igual
La extracción se llevó a cabo a través de una endoscopia con anestesia general. De este modo pudieron sacar del interior de la nariz del hombre una cápsula de goma en cuyo interior había restos degradados que parecían de origen vegetal.
Lógicamente, fue necesario esperar a que el paciente despertara de su aturdimiento para conocer el origen de aquella misteriosa “bola”. Al verla, informó que dieciocho años antes se encontraba en prisión cuando su novia decidió regalarle una bolsita de marihuana para amenizar la espera hacia la libertad. Para poder introducirla en su celda sin ser visto por los guardias, decidió comprimirla lo máximo que pudo y aspirarla por la nariz. El procedimiento fue sencillo, pero cuando intentó sacarlo, por más que soplaba y soplaba no conseguía que nada saliera fuera. Lógicamente, no podía pedir a ningún médico que comprobara su situación y, además, tampoco le dio importancia, pues pensó que se habría ido hacia su garganta y que no tendría por qué causarle ningún problema. Al fin y al cabo, él se sentía bien. De hecho, no relacionó los síntomas que comenzó a sentir un tiempo después con ello.
Sus médicos quedaron realmente sorprendidos por la historia, casi única en la literatura científica. Casi, porque en 2007 se reportó un caso similar en un hombre de 21 años, de cuya cavidad nasal izquierda se extrajo una bola compuesta por codeína y opio envuelta en un trozo de nylon.
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En aquella ocasión, los médicos que lo trataron decidieron bautizar su hallazgo como “opioma”, aunque en realidad, tanto su caso como el del australiano, como el de cualquier masa de más de 1’9 centímetros detectada en el interior de la nariz se conocen técnicamente como rinolitos. Esta etimología se debe a que, con el paso del tiempo, el contenido, sea cual sea, acaba adoptando una consistencia similar a la de la piedra.
La extracción de cuerpos extraños en la nariz suele darse en uno de cada diez mil pacientes ambulatorios, generalmente en niños que han introducido en las cavidades nasales semillas o pequeñas piedrecitas, aunque también es habitual encontrar coágulos de sangre o incluso dientes.
Lo conclusión de los autores de este estudio, que con un cambio de género bien podría estar sacado de un capítulo de Vis a Vis, es que la posibilidad de la existencia de un rinolito debería considerarse en pacientes que presenten síntomas similares a los de este hombre. No siempre tiene por qué ser marihuana añeja.
Fuente: Hipertextual
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