El año pasado el Tribunal Superior de Shah Alam en Malasia encontró a Muhammad Lukman culpable de tres cargos de tráfico de cannabis.
El 27 del próximo Noviembre, el Tribunal de Apelaciones de Malasia escuchará la apelación del sentenciado a muerte. La sentencia es por vender aceite de cannabis. El ciudadano malasio de 30 años alega que el aceite y productos de cannabis era para fines medicinales.
El Tribunal de Apelaciones lo conforman tres jueces Datuk Yaacob Md Sam, Datuk Zabariah Mohd Yusof y Datuk Lau Bee Lan. La fecha de la audiencia fue fijada la semana pasada cuando se presentó la apelación ante el tribunal.
Para la apelación, el juez admitió una solicitud del abogado de Muhammad Lukman Mohamad, Hisyam Teh Poh Teik, para incluir dos motivos adicionales en la petición de apelación.
En agosto de 2018, Muhammad Lukman Mohamad, un padre de 30 años, fue declarado culpable en el Tribunal Superior de Shah Alam después de ser acusado de tres cargos de tráfico de aproximadamente 3.000 ml de aceite RSO, 1.422 g de THC y cerca de 280 gramos de flor de cannabis en Bandar Mahkota, en diciembre de 2015.
Distribución por redes sociales
Lukman distribuyó estos productos para uso medicinal a través de una página de Facebook llamada HealTHCare. El precio de una botella de aceite de THC era de $ 10.
Muchos países del sudeste asiático tienen las leyes contra el cannabis muy extremas a nivel mundial. De hecho, por la posesión de 50 gramos de cannabis, se puede ir diez años a la cárcel. Los condenados por tráfico de drogas puede contar con la pena de muerte .
Los abogados de Lukman lo describieron como un musulmán generoso y dedicado que vendía cannabis solo con fines médicos, También, argumentaron que el aceite lo distribuía a cualquiera que no pudiese pagarlo pero que lo necesitaba. Varios de sus pacientes declararon que sus productos los ayudaron a tratar el dolor crónico y otras enfermedades.
Cuando el Tribunal dictaminó la pena de muerte, hubo una gran indignación pública, también fuera de las fronteras del país. Además, el caso despertó el interés del Primer Ministro de Malasia,.Mahathir bin Mohamad, quien opinó públicamente que el caso debería ser reconsiderado. l”
Existe una ligera esperanza de que la indignación pública de alas al Gobierno para que retire la política de drogas que es estricta y arcaica. El Gobierno del primer ministro Mahathir ya anunció hace meses la intención de abolir la pena de muerte para todos los delitos relacionados con las drogas.
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