De pequeños aprendemos la marihuana es mala. Pero esta especie herbácea de la familia Cannabaceae, originaria de las cordilleras del Himalaya (Asia), ha sido cultivada desde tiempos prehistóricos y reducirla a psicotrópico de consumo personal sería un craso error.
Es fuente de fibra textil, de sus semillas se extrae aceite y su vertiente medicinal sirve para paliar los efectos nocivos de la quimioterapia y los dolores causados por el Sida.
Esta planta es algo más que un hontanar de placer, y esta dualidad es lo que siembra el debate: legalizar o no legalizar, esa es la cuestión. Otros países se han contagiado de la actitud tolerante de Holanda y el posicionamiento (a favor o en contra) ha trascendido lo político con su iconografía –bastante estética, por cierto–. Jeremy Scott reinterpretó el logo de Adidas en verde, Alexander Wang subió este motivo a la pasarela con su colección otoño-invierno 2016 y Miley Cyrus lo ha estampado en un alto porcentaje de sus prendas.
Estos gestos de activismo pretenden abrir la puerta a las reformas y proceden, en su mayoría, de mujeres. “A medida que se regulariza me voy dando cuenta de que una gran cantidad de compañías de reciente creación, que dan prioridad al diseño de productos favorables al cannabis, están en manos de mujeres”, explica Anja Charbonneau, fundadora y directora creativa de Broccoli, una revista femenina que aborda la temática cannábica de forma refinada.
Atrás queda el toque gamberro de Bob Marley en camisetas, sudaderas y cuanto merchandising puedas imaginar. Nacen publicaciones especializadas y brotan trabajos de artistas que reivindican todo lo bueno de esta planta. Pero lo hacen desde una representación pulida y personal. “Broccoli es un grupo de personas creativas, motivadas e inteligentes que comparten su interés por esta hierba. Una revista creada por y para las mujeres que aman el cannabis ”, añade Charbonneau en una entrevista.
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