Rastros de marihuana fueron encontrados en braceros de incienso antiguos del cementerio Jirzankal, a casi tres mil kilómetros de altura en las montañas de la China central. Y podrían haber sido fumados para realizar rituales.
En un estudio de la Universidad de la Academia China de Ciencias, investigadores analizaron los restos de cannabis y encontraron un alto contenido de tetrahidrocannabinol (THC), principal psicoactivo de la especie.
De acuerdo con el portal de Internet MUY INTERESANTE, esto sugiere que las personas que acudían al cementerio estaban buscando las plantas más poderosas para sus rituales funerarios. Sumado al hecho de que el cannabis que crece a grandes alturas tiende a tener más THC.
También refleja cómo el consumo de cannabis se extendió por el mundo antiguo y cómo los humanos han explotado durante mucho tiempo la maleabilidad de la planta para fines personales y culturales.
EXPERIMENTOS CON MARIHUANA
El cannabis cultivado actualmente es muy diferente del que hace cientos de años existía. En las últimas décadas, los agricultores han creado cepas para producir más flores con un contenido de THC cada vez más alto.
Éstas son composiciones de hasta un 30 % de THC, mientras que en la década de los 60 —época de gran consumo— se alcanzaba un 5 %, más cercano al cannabis creciendo en la naturaleza, y lo que estos antiguos pueblos chinos usaron.
Sin embargo, aún no está claro en dónde estos pueblos obtuvieron su marihuana. Pero una posibilidad podría ser la variedad kafiristanica, que hoy en día crece en las regiones montañosas de Afganistán.
Además, los investigadores no pueden estar seguros de las actividades de estos pueblos. Si cultivaban su cannabis de forma activa, seleccionaban plantas más intoxicantes o si encontraban variedades en la naturaleza para explotar.
«Los hallazgos sugieren que pudieron haber cosechado, o intercambiado plantas de cannabis silvestre atípicamente psicoactivas para lograr estados alterados de conciencia», dice Ryan Stoa, historiador del cannabis.
También pudieron haber obtenido cannabis mediante la reproducción y el cultivo de las propias plantas: uno de los ejemplos más antiguos de su cultivo.
Incluso si estos pueblos no estuvieran cultivando sus propias plantas para obtener un mayor contenido de THC, habrían estado encontrando algún cannabis bastante intoxicante, al menos para los estándares de aquella época.
UN LUGAR ESPECIAL
La zona montañosa en donde se encuentra el cementerio de Jirzankal está repleto de dos grupos de plantas: enebros y artemisias. Ambos son altamente aromáticos y recurrentes en la quema de incienso antiguo.
El cannabis silvestre, por otro lado, no tiene el fuerte aroma de las variedades cultivadas actualmente: aquel olor característico de la marihuana, proveniente de compuestos llamados terpenoides.
Este dato sugiere que los asistentes a los rituales no utilizaban la planta para aromatizar el lugar, sino que la fumaban.
Relatos históricos de Heródoto, historiador griego, describen el consumo de cannabis entre los pueblos del oeste, en la estepa del Caspio. Este hecho fue corroborado por un hallazgo arqueológico: un marco de carpa de madera y contenedores de cobre de semillas de cannabis quemadas.
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«Creo que la gente fumaba cannabis para llegar a un estado alucinógeno especial. O para comunicarse con la naturaleza o los espíritus de personas fallecidas», dice Yimin Yang, investigador de la Universidad de la Academia China de Ciencias.
En el cementerio encontraron —además— lo que podría ser evidencia de sacrificio humano en forma de lesiones a los restos óseos: golpes sufridos cerca o en el momento de la muerte.
Por lo que todo el hecho en conjunto, podría haber sido un ritual de sacrificio humano para contactar deidades o espíritus.
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