Tetrahidrocannabivarina mejor conocido como “THCV”, era hasta ahora olvidado pese a alcanzar en algunas variedades el 20% del total de cannabinoides. Además de sus aplicaciones terapéuticas puede modificar los efectos psicoactivos de la planta.

Su efecto clínico más notable es que contrarresta la conocida sensación de hambre que provoca el THC.
Uno de los efectos más comunes del consumo de cannabis o de sus preparados como el haschis, es el incremento del apetito. El causante de esta intensa sensación de hambre es el THC o Tetrahidrocannabinol, también el mayor responsable de los efectos psicoactivos de la planta.
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Dicha acción estimulante del apetito ha sido aprovechada para el tratamiento de diversas patologías en las que se produce perdida de peso o síndrome de caquexia, como en el caso de los enfermos de SIDA u otras enfermedades víricas. La eficacia del THC para mitigar la perdida de peso ha sido clínicamente demostrada y existen fármacos que contienen THC sintético, como el Marinol, con dicha indicación.
Los consumidores habituales de marihuana o haschis conocen bien este efecto, también aquellos cultivadores que en sus catas valoran las acciones psicoactivas de cada variedad sabían que no todas las plantas producen el mismo efecto de incrementar el apetito: desde las que desencadenan un hambre irresistible hasta las que son más bien discretas al respecto. Hasta ahora la mejor explicación era que las variedades con mayor contenido en THC y menor en CBD, como la mayoría de sátivas, eran las mas útiles para vaciar la nevera en tiempo record. La investigación biomédica nos ha dado la solución: el efecto de estimular el apetito depende de la presencia de THCV, pues su efecto es justo el contrario del THC, es decir disminuye el apetito. Así pues, que una variedad de cannabis de más o menos hambre depende de la proporción THC/THCV.