Siguiendo la tendencia de otros actores jóvenes y guapos de Hollywood, Tom Hardy logra destacarse del resto por su disposición a ser raro, jugar con su voz y usar prótesis (a veces incluso cubriendo partes de su rostro).

A principios de este mes se informó que Hardy reemplazará a Daniel Craig como el próximo James Bond. De ser cierta, es probable que esta decisión decepcione a quienes creían que el papel de Bond podría llevarse a direcciones nuevas y más inclusivas. Hardy es una apuesta segura.
Hardy, aunque cauteloso en las entrevistas y en las alfombras rojas, ha hablado sobre su vida personal varias veces. En 2018, en un perfil de Esquire, habló sobre su juventud y el diagnóstico clínico que recibió cuando tenía 15 años, lo que provocó cierta disrupción en su vida.
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“’Es un psicótico menor, esquizofrénico con tendencias psicopáticas’. Esa fue la opinión de un médico sobre mí”, dijo Hardy. “Lo cual fue jodidamente asombroso. Esa es una maldita etiqueta para un chico de 15 años. Y es una etiqueta de mierda. Fumé un poco de marihuana y tuve un comportamiento antisocial y me dolía, y tal vez actué frente al médico para obtener una reacción”.
A los veintitantos años, Hardy luchó contra una adicción al alcohol y la cocaína, que ha mencionado de pasada en varias ocasiones. El actor ha estado sobrio desde los 25 años y le da crédito a su familia y su ética laboral por ayudarlo a evitar sus factores desencadenantes y mantenerse a salvo.
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Si bien no hay más información sobre Hardy y su consumo de marihuana, hay una foto de él vapeando antes de la ceremonia de los Oscar 2016, cuando fue nominado por su trabajo en The Revenant. Es probable que Hardy se mantenga alejado de la mayoría de las drogas y sustancias, pero quizás fuma hierba en ocasiones especiales.