Centros universitarios norteamericanos anunciaron el ingreso del cannabis a diversas casas de estudios, a fin de formar especialistas en la ciencia y la industria del mismo.
¿Quiénes? Lo cuenta Quartz: a partir del próximo curso la Universidad de Cornell, en Nueva York, ofrecerá un curso de posgrado titulado “Cannabis: Biología, Sociedad e Industria”, destinado a comprender la historia de la marihuana, su impacto social y económico y sus fundamentos horticultores. El pasado junio, la Universidad de Maryland anunció un máster de dos años enfocado a la marihuana terapéutica y la ciencia canábica. La Universidad de Ciencias de Filadelfia incluirá cursos MBA, orientados al estudio económico del sector.
La fiebre llega a Canadá, segundo país del mundo en legalizar el consumo y la producción de cannabis. La Universidad McGill aspira a ofrecer un posgrado relacionado con la producción de marihuana para 2020.
¿Por qué? Por el mismo motivo por el que surgieron las universidades en la Edad Media: con objeto de transmitir y preservar los conocimientos sobre una cuestión técnica en un mercado potencialmente millonario. El cannabis ya genera entre $10.000 millones y $13.000 millones sólo en Estados Unidos, donde aún no es legal a nivel nacional. Los estudios sobre su capacidad de crecimiento colocan su futuro a corto plazo entre los $50.000 millones y los $66.000 millones, en función de las variables.
Va camino de ser una industria enorme, compleja, relacionada con la producción agricultora y enmarcada en el capitalismo del siglo XXI. Es algo difícil. Se necesitan expertos. Y no los hay.
Trabajo. Los estudios brotan de una necesidad. Hay pocas formaciones técnicas relacionadas con la producción de cáñamo, con el cuidado de marihuana o con la industria del cannabis. Ahora mismo se calcula que el sector da trabajo a unas 300.000 personas en Estados Unidos, una cifra más que reseñable si tenemos en cuenta que su objeto de estudio y venta es técnicamente ilegal. Sólo en California se crean unos 10.000 puestos al año. Como cualquier negocio, mentes técnicas, expertas y especializadas ayudan a maximizar beneficios y rendimientos.
Esa clase de conocimiento se adquiere en cursos, másters y carreras específicas. En la universidad.
Multisector. Además, el cannabis, al igual que otros grandes productos de consumo del siglo XXI, como las bebidas refrescantes o el tabaco, es un sector transversal. Parte del sector primario y termina en el terciario. El valor bursátil de las start-ups como Canopy o Aurora oscila hoy en torno a los 40.000 millones. Hay una pequeña burbuja (el ejemplo más claro es Tilray, de 16.000 millones a 3.000 millones en un mes), pero también una oportunidad financiera. El grado de especialización de los estudios es alto, y abarca desde la manipulación genética hasta la inversión financiera.
Cautela. El lanzamiento de estudios académicos dedicados a la marihuana es otra prueba de su feliz momento mediático. Pero las barreras estructurales siguen siendo altas: Estados Unidos no tiene previsto legalizar el producto a nivel nacional; y por el momento Canadá y Uruguay siguen siendo islas en un océano de escepticismo. Europa queda muy lejos (pese a sus potenciales beneficios), y el interés de economías felices de invertir y diversificar, como la china o la saudí, es limitado por cuestiones culturales y legales.
Pese a todo, hay espacio para el estudio universtario. Quizá llegue el día en que tengamos entre nosotros a los primeros licenciados en Ciencias Canábicas.
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