¿Has oído hablar del subidón del corredor? Es el estado de euforia que se produce al hacer ejercicio. Las famosas endorfinas que se segregan con el deporte producen una mayor resistencia al dolor y una sensación de relajación, pero la euforia y el bienestar vienen en realidad de otra droga cerebral: la anandamida, un endocanabinoide. Para entendernos, marihuana que fabrica tu propio cerebro.
Como muchas otras drogas, la marihuana contiene sustancias que se parecen a nuestros neurotransmisores naturales. En este caso se trata del tetrahidrocannabinol o THC, que tiene el mismo efecto en nuestro cerebro que la anandamida: a corto plazo, sensación de bienestar y amplificación de las sensaciones placenteras, elevación del umbral de dolor, y también cierta interferencia con la formación de recuerdos y con las funciones motoras.
Pero además la marihuana contiene otra sustancia llamada canabidiol o CBD, que cuando llega al cerebro hace aumentar los niveles de otro neurotransmisor endógeno llamado 2-AG, que se ocupa de la regulación del apetito (de ahí el hambre que dan los porros), y mucho más importante, el sistema inmunitario y la regulación del dolor. El THC es psicotrópico, y es la parte del cannabis que te proporciona los efectos “recreativos”. El CBD no produce estos efectos, pero sí afecta al las funciones del cerebro y a la salud en general, en muchos casos de forma beneficiosa.
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Así que nos encontramos con una planta que contiene principios activos que encienden y apagan interruptores químicos en el cerebro imitando a nuestros propios neurotransmisores. La mala noticia es que esta planta es ilegal. La buena noticia es que cada vez está más cerca el momento en el que su uso se normalice para el tratamiento de muchas enfermedades.