Hace un par de días se celebró en Ginebra, Suiza, la cumbre número 40 del Comité de Expertos en Drogadicción; este comité es el máximo organismo en la materia de la Organización Mundial de la Salud (OMS), que a su vez depende de la Organización para las Naciones Unidas (ONU).
El tema central de la cumbre estuvo dedicado al estudio del cannabis, y el resultado fue la declaratoria del cannabis como “una droga relativamente segura para su uso”.
Con el dictamen se publicaron los documentos técnicos del Comité, en donde se estudian los aspectos químicos, farmacológicos, toxicológicos y medicinales tanto de la planta en sí, como de sus sustancias activas: particularmente el tetrahidrocannabinol (THC) y el cannabidiol (CBD). Por todo esto, la OMS se prepara para emitir una recomendación a la ONU para reconsiderar las prohibiciones mundiales del cannabis.
Compuesto por cinco apartados independientes, cada uno dedicado a una parte específica de la planta, el estudio encuestó a más de 1000 pacientes y consumidores de 31 países con resultados reveladores; las afecciones más comunes por las cuales se consume la cannabis de forma medicinal fueron: dolores crónicos, desórdenes del sueño, trastornos de ansiedad, depresión, dolores post operatorios, epilepsia y esclerosis múltiple.
En un país como Estados Unidos, con cerca de 2.2 millones de pacientes, el dolor crónico fue la razón número uno para el consumo médico de la sustancia; lo mismo ocurrió en otras potencias en la materia como Canadá e Israel; en el Reino Unido, la enfermedad número uno tratada con cannabis fue la esclerosis múltiple.
El estudio estima que el 5 por ciento de toda la población mundial consume, ya fuere médica o recreativamente, la planta.
Al respecto de los riesgos sociales que trae el consumo recreativo, el estudio destaca: “no parece haber demasiadas instancias de riesgo en el uso de la cannabis; no se ha encontrado un verdadero riesgo de muerte, de no ser por la dosis letal identificada en humanos, que es de 4 gramos de THC, lo que no podría ser ingerido por ninguna persona o animal ni por la vía oral, quema o vaporización de las flores”.
Enfatiza: “los riesgos que hemos encontrado, apuntan más bien a efectos secundarios leves como vértigo, confusión, fatiga, insomnio, boca seca; pudimos también identificar un efecto negativo sobre el corazón, con presencia de taquicardia moderada, que se reduce si el consumo persiste. Algunos pacientes demostraron daño temporal en su memoria, daño cognitivo leve, y estados alterados de conciencia, con presencia de psicosis, sin embargo, los efectos fueron modestos y reversibles: ninguno requirió hospitalización”.
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