En los últimos años, la marihuana ha conseguido salir del territorio hippie para asentarse en el de las tendencias de belleza.
El el motor de esta transformación hay que buscarlo, por supuesto, en Estados Unidos. Allí, los partidarios del uso terapeútico de sus activos no psicotrópicos están consiguiendo convertir el cannabis.
Clave científica
Que el CBD sea un cannabinoide supone que posee la capacidad de conectar de forma directa con dos neurotransmisores que juegan un papel esencial en la comunicación al cerebro de la inflamación y el dolor.
Por eso se están desarrollando tratamientos con este activo para curar problemas cutáneos con proceso inflamatorio y componente autoinmune, como la dermatitis, el eczema, la psoriasis y la rosácea.
¿Lo mejor?
Además de resultar muy efectivo en este campo también lo está siendo en el del acné, porque equilibra la producción de sebo mientras calma la inflamación. Y su ingente cantidad de antioxidantes (capaces de prevenir el daño oxidativo en la piel de forma mucho más efectiva que la vitamina C) le augura un gran futuro en la prevención del envejecimiento de la piel.
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