Es sabido que durante la edad media se confrontaron dos corrientes religiosas bastante fuertes la cristiana y la musulmana. Durante esta época, sobre el cannabis se encuentra poca información, asociados quizás a las prácticas inquisitorias de las que no escapaba la medicina; por ejemplo hay que recordar la prohibición que se generó al uso del método científico, lo cual conllevó a su vez a vedar el uso de la medicina herbaria, pues era considerada brujería. Por tanto castigadas aquellas personas que hacían práctica de esta y se alejaban de la doctrina eclesiástica.

Posiblemente, el cannabis estuvo proscrito producto de esta situación, asimismo se debió censurar los registros escritos en los que figurara su mención, al igual que otras plantas. Sin embargo, es muy probable que fuese conocido su uso y aplicaciones para la curación de enfermedades e incluso para la recreación. Esto debido a que circulaban escritos de manera clandestina sobre plantas y sus propiedades curativas. Por otro lado, las doctrinas médicas y farmacológicas heredadas de la antigua Grecia estaban presentes, es decir lo recogido y escrito por Galeno, Plinio y Dioscórides era sabido, por los practicantes de la medicina.
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En tal sentido, existe la referencia de Hildegart de Bingen (1099-1179) religiosa y a la vez seguidora de la teoría de Galeno, escribe en su tratado de plantas medicinales denominado “Phisica” menciona que la semilla de cáñamo alivia dolores. Luego en Peter Schoffer, con su herbario “Der Gart der Gesundheit” nos habla también sobre las diversas aplicaciones curativas del cannabis. También autores como J. Parkinson, Tragus, Ruellius, Fuschius entre otros de la época medieval hacen referencia a la utilización de esta planta para el tratamiento de diversas dolencias en sus tratados sobre plantas medicinales.